Un Extraño Viaje

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La computadora está frita. - ¡Demonios!, grité sin recibir respuesta alguna. Golpeé la pantalla y miré hacia la ventana contemplando el vasto universo en el que me encontraba.

No quería sentirme peor, así que caminé por los angostos pasillos alumbrados apenas por la luz de las pocas ampolletas que quedaban, ayudado por la gravedad e intentando ignorar los múltiples cuerpos mutilados en la nave, seguí hasta llegar al comedor para alimentarme de los restos que dejaron los antiguos tripulantes.

Mientras comía, sonó una alarma e inmediatamente corrí y entre al criogenizador, cerré los ojos y en un último suspiro, dormí.


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