el niño del columpio

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En un parque de la ciudad de México, los niños acostumbraban ir a divertirse en los juegos a todas horas. Cerca de ahí vivían dos amiguitas que siempre iban a sentarse en los columpios, Itzel y Marisela. Como sus casas estaban justo frente al parque, sus familias las dejaban salir a veces por la noche, sobre todo si no tenían que ir a la escuela al día siguiente.

  Así, las dos chiquillas crecieron juntas y lo que más les gustaba era jugar de noche a balancearse, pues no había otros niños que se acercaran para reclamarles que les dejaran un lugar. 

 En una de aquellas ocasiones, estaban las dos riendo en sus respectivos columpios. Ya el sol se había puesto y estaba muy oscuro. En el lugar solo se escuchaban sus risas y el ir y venir de los avejentados juegos. Todos los demás chicos se habían marchado.

—Oye Itzel, mira... —Marisela señaló a un columpio cercano y vieron que había un niño de espaldas a ellas, balancéandose lentamente.

No la habían escuchado llegar.

—¿Quién será? —preguntó Marisela.

—No sé, nunca lo había visto por aquí... y no se le ve la cara.

—¿Por qué estará tan solito?

—A lo mejor es nuevo por aquí y no tiene amigos. Hay que invitarlo a jugar, ¿no?

Itzel y Marisela se bajaron de sus columpios y se acercaron a la pequeña solitaria.

—Hola, ¿quieres jugar con nosotras?

el niño no respondio ni volteo a verlas.. las niñas se acercaron unos cuantos pasos mas en su direccion 

—¿Hola? ¿No nos escuchas?

En ese momento, el niño movio la cabeza un poco, como para voltear a ver por encima de sus hombro.. pero de repente giro toda la cabeza quedando todalmente al revez. Sin embargo eso no era lo peor si no q su cara tenia una exprecion demoniaca, las niñas al ver esa cara tan horrible dejaron escapar un agudo grito de terror.

Sus padres las escucharon en casa y salieron corriendo para ver que estuvieran bien.

Cuando las encontraron, Marisela e Itzel se encontraban en el suelo, llorando y gimoteando de pánico al tiempo que señalaban al columpio. Pero este se encontraba completamente vacío.

Por más que buscaron a al niño q ellas aseguraban haber visto, no vieron a nadie.

Se dice que las pobres no pudieron dormir en las noches siguientes. Se despertaban gritando en medio de horribles pesadillas y con el tiempo, sus padres tuvieron que internarlas en un psiquiátrico infantil.

Pronto, el rumor de lo ocurrido se propagó entre el resto del vecindario y muchos niños y jóvenes frecuentaron el parque, por morbo. La mayoría de ellos afirmó no haber visto nada raro en los columpios. Sin embargo algunos, no se sabe si para tomar el pelo o en serio, aseguraron haberse topado con un niño solitario en un columpio.

Nadie nunca se atrevió a hablarle ni acercarse, por temor a su rostro demoníaco.

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Holaaa mis queridos lectores.. estoy de vuelta jaja 

bueno esta historia no da tanto miedo bueno ami pero admito q siemore le tuve miedo a las plazas o parques de noche jaja 

nos vemos en la proxima historia..

gracias por leer y no se olviden de votae y comentar que les parecio..

Cortas historias de terrorWhere stories live. Discover now