Vivir Llorando

Buscando Amor

Margie era una hermosa joven de apenas 17 años llena de muchas ilusiones y sueños por cumplir. Siempre rodeada de muchos amigos, alegre, chistosa y muy jovial.  Su larga obscura cabellera risada y sus grandes ojos eran llamativos y poseía una belleza exótica que gustaba a los chicos de su edad.  A pesar de su belleza y de tener muchos pretendientes, Margie no quería enamorarse. Pretendientes tuvo varios y muchas veces le robaron sus besos, pero ella sólo pensaba en disfrutar la vida rodeada de amistades y sin ataduras.

Margie creció en un hogar donde los valores y principios morales eran bien respetados, pero a la vez ocurrían muchas cosas en su entorno que la hacían sufrir mucho.  Sus padres se habían divorciado a su corta edad de 6 añitos y a pesar de que siempre recibió el amor por parte de ambos padres, habían cosas que no funcionaban bien en su casa.

La manera de Margie reflejar su rebeldía era a través de la música y su manera algo hippie de vestir. Su madre no le ponía límites porque confiaba ciegamente en ella y no se equivocaba, porque a pesar de que Margie era rebelde, a su vez era muy respetuosa.

Una noche, en una fiesta organizada por ella junto con otras amistades conoció a un joven llamado Alberto que llegaba de visita desde otro país y tan pronto se vieron comenzaron a hablarse y a partir de ese momento no se separaron más.  Era su primer amor y quien la había hecho olvidarse de la absurda idea de negarse a tener novio.  Como les dije anteriormente, Margie creció en un hogar donde los valores eran muy importante y con ese primer amor, Margie hizo algo que la hizo fallar a esos valores, se entregó a su novio y por lo mismo se sentía en la obligación de casarse con él. Su noviazgo duró un año y decidieron casarse.  Durante el noviazgo y el primer año de matrimonio, todo era color de rosa, pero aquel príncipe azul se convirtió, de la noche en la mañana, en un animal que la golpeaba y la maltrataba al punto de lograr bajarle su estima por el suelo. Margie siempre estaba llena de horribles hematomas en todo su cuerpo y como al casarse se fue a vivir a otro país, nadie de su familia se imaginaba el infierno que ella vivía.   Margie seguía siendo una niña y tenía mucho miedo de confesarle a sus padres la tormenta por la que estaba pasando por temor a que le reclamaran de que ellos le habían advertido que no se casara tan joven.  Pero mucha era la inmadurez e ignorancia de Margie y al poco tiempo quedó embarazada de su primer hijo.  Así siguíó Margie en esa relación de abusos y vino un segundo hijo, una niña hermosa de dorada cabellera y ijis tan azules como el cielo mismo. Pero no importaba que hubiesen dos hijos de ese matrimonio, en ningún momento el maltrato cesó.  Margie llegó a tenerle muchísimo miedo a su esposo, pues éste la amenzaba de que si ella lo dejaba, él la buscaría y la mataría.

Finalmente, luego de 8 años de matrimonio, en lo que era más el tiempo que estaban separados que juntos, Margie decide ponerle punto final a esa relación enfermiza de una manera valiente y bien planificada,  Su esposo quería mudarse de estado. Ya se habían mudado 13 veces en 8 años y Margie le dijo que sí.  Aparentemente, en esa ocasión él sospechó algo porque le hizo prometerle que lo iba a seguir y que nunca lo iba a dejar y Margie, mordiéndose los dientes le respondió:  "Llevo casi 9 años siguiéndote, ¿qué te hace pensar que te voy a dejar ahora?. Pobre iluso, ya Margie tenía todo planeado.  Esa misma noche le compró el boleto de avión, coordinó para que un taxi lo recorriera a la mañana siguiente para llevarlo al aeropuerto y tan pronto se fue, Margie se levantó, preparó a sus hijos y se fue directo al abogado a poner la demanda de divorcio. Su divorció tardó en concretarse casi un año, pues el esposo de Margie se negó a firmar la sentencia de divorcio, hasta que el juez la divorció por rebeldía.

Margie no había conocido ningún otro hombre anteriormente, su esposo había sido su primer y único amor y cuando se divorció, Margie tenía apenas 26 añitos y le llovían los pretendientes, pero muchos hombres al verla divorciada tan joven y con dos hijos, no la tomaban en serio y tenían mucho miedo de cargar con la maleta tan pesada que ya Margie cargaba.  Ella estaba muy vulnerable y cualquier palabra bonita era melodía para sus oídos y se enamoraba fácilmente, al menos eso ella creía.