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La primera actividad que le encargaron a Changkyun y a Minhyuk en su primer día en el club, fue recoger cada uno de los balones que estaban esparcidos por toda la cancha.

Muy bien, no había problema con ello, podía hacerlo.

Changkyun recogió las mangas de su camisa blanca hasta los codos y levantó la primera pelota. Fantástico, pensó. Si se hubiese ido directo a casa una vez terminadas las clases, no estuviera perdiendo allí su tiempo.

Su mejor amigo, en cambio, ya no tenía espacio para ninguna otra bola en sus brazos. Minhyuk corría de un lado a otro, recogiendo los balones tan rápido como le permitían sus pies, acompañando su labor con gritos eufóricos que le causaban al castaño vergüenza ajena. No conocía a nadie allí adentro si le preguntaban.

Y cuando llenaron una de las cestas, los hyungs retomaron las prácticas.

El castaño temblaba cada vez que alguien pasaba corriendo por su lado o golpeaba el balón con muchísima fuerza, suficiente como para arrancarle un brazo de atreverse a recibirlo. Otros eran menos agresivos en sus ataques, y sólo se enfocaban en practicar defensa o perfeccionar sus bloqueos.

Changkyun se sentía un extranjero otra vez. Era como estar en un país que nunca había visitado.

No tenía interés ni valor para acercarse a alguno de los miembros. Los chicos de tercero y segundo eran muy intimidates, incluso sus expresiones amables lograban hacerlo temblar de miedo; a diferencia de su amigo Minhyuk que parecía desenvolverse de maravilla junto al resto.

Y Hyunwoo, el capitán del equipo, era el peor de todos.

En algún momento durante la práctica, había caminado en dirección a Changkyun. Como líder, tenía el deber de platicar con los nuevos miembros para ganarse su confianza. Pero Changkyun, al verlo acercarse, se tensó de un segundo a otro y giró sobre sus talones para alejarse e ir a recoger más balones.

Si hubiera esperado un poco más, la sonrisa tímida del mayor habría logrado que se quedara.

Changkyun simplemente no estaba de humor para hacer amigos, no quería tratar con humanos tan aterradores como él.

Ese día tampoco fue capaz de recordar ningún otro nombre que le fuera presentado. Decir que su mente era un caos sería dar en el blanco, ningún examen a lo largo de su joven vida lo había puesto tan nervioso como ahora, estando dentro del gimnasio y corriendo centenares de peligros.

...

Changkyun era bueno resolviendo complejas ecuaciones matemáticas, cálculos que todos encontrarían aburridos. No se esperaba menos de alguien cuyos padres eran excelentes científicos, que siempre estaban trabajando con universidades o instituciones de investigación. Vivir rodeados de enciclopedias difíciles de digerir y sin que existese ningún libro infantil ilustrado, se había vuelto algo normal y que no le disgustaba en absoluto.

Era bueno para memorizar extensos textos. Amaba la física y nadie le ganaba en inglés. Aún así, no alardeaba de sus notas, igual no tenía con quien hacerlo, y cualquiera sacaba mejores calificaciones que Minhyuk. Sin embargo, su cuerpo no respondía tan rápido como su mente. Solía ser torpe y de nula resistencia física, y si no se hallaba gordo era porque no comía demasiado, además de que era alérgico a los químicos conservantes que le agregaban a las frituras.

En los deportes era lo mismo. Podía saberse las reglas de memoria, pero al intentar ponerlas en práctica, terminaría con el rostro estampado en el suelo.

En América solía saltarse algunas clases, nadie se preocupaba si asistía o no. No obstante, varios de sus excompañeros habían logrado espantarlo con creces. Más de una vez lo habían dejado encerrado en los vestidores a la hora de la salida, o le escondían sus ropas limpias cuando se encontraba en las duchas. Con sinceridad, era algo que deseaba olvidar.

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⏰ Última actualización: Apr 27, 2018 ⏰

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