Recuerda que aquí nunca sale el sol

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.Día 114 .


Suspire al terminar de canturrear aquella melodía que tanto me gustaba escuchar de niña, no sabia que hacer, estaba bastante aburrida, y aún no podía mover mis brazos, coloque mis pies en el suelo y me levante de la pequeña cama.

Me acerque al pequeño espejo redondo que había en mi cuarto y observe como mi pelo lucía más enredado que nunca, bufé he intente mover mis manos de nuevo para así peinarlo, pero aún era inútil.


-Maldito ser.- maldije a Zalgo y vi como mis ojos se entornaron negros frente al espejo, y este después comenzó a hacerse grietas para después saltar hecho pedazos hacía mi rostro.


-¿Que ha pasado aquí?.-Abrió Alaan la puerta de mi cuarto, aparentemente preocupado al escuchar el estropicio.-Los dije que no te colocaran un espejo.


Llego hasta mi, y me agarro retirándome de los trozos de espejo rotos que había esparcidos por el suelo.

-Alaan tranquilízate.-Entro tras él Hanna.-Déjanos solas ¿quieres?.-Le hizo un pequeño gestó para que saliera de la habitación, en cuanto este cerró la puerta tras él, ella se sentó en un lado de mi cama, invitándome a que me sentara con ella y sacando la libreta que siempre llevaba encima.


-Bien me contaras hoy por que mataste a toda aquella gente en el bosque.-Dijo mientras se colocaba sus gafas con el dedo indice.-¿O seguirás echándole la culpa a todos esos monstruos que existen en tu cabeza?.-Quise encogerme de hombros, pero de nuevo la camisa de fuerza, limitaba los movimientos de mis brazos.

Donde nunca sale el sol (Slenderman y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora