Me levanté sin ganas, como todas las mañanas. ¿Hay alguien que se levante todas las mañanas sonriente como en los comerciales de televisión? Lo dudo.
Me estiré y bostecé. Me quedé mirando el techo de mi habitación por cinco minutos. Cuando comencé a sentir que mis ojos se cerraban de nuevo, me levanté de un salto. Si llegaba de nuevo tarde a la escuela, me matarían. Literalmente. No los profesores, si no mis amigas.
¿He dicho mis amigas?
MI AMIGA.
Solo tengo una. Si, búrlense de mí. Dakota Howell, no tiene más que una amiga. Estoy acostumbrada a que la mayoría de las burlas sean dirigidas a mí. Sin Cloey, sería la nada misma.
Me cepillé el cabello mientras escuchaba “What you wanted” de OneRepublic. Soy castaña clara. Muchos dicen que soy rubia, pero no lo soy, y yo lo tengo bien claro. Uso lentes, además. Pero en mi opinión, me veo bien usándolos. Cuando terminé, me pasé la mano por la cara. No se me ocurría ninguna idea de cómo sacarme esas ojeras bajo mis ojos. Iría así, qué más da. Me levanté, abrí mi ropero y agarré la primera remera que estuvo a mi alcance. Era negra, con la palabra VENUS escrita en letras blancas. Estaba bien, para ser que la agarré sin mirar.
Lo mismo hice con el resto de mi ropa. Pantalón, campera, zapatillas.
Agarré mi mochila de un tirón y bajé corriendo las escaleras. Cuando llegué abajo, mis hermanos ya estaban desayunando sin mí. Oh, esperen. Mi hermano Phil si me esperaba. Lo amo tanto. ¿Ya lo dije?
Me senté a su lado y comenzamos a desayunar juntos. Con Phil es con el único que puedo compartir los famosos “Tiempos de hermanos”
- ¿Ahora la esperas para desayunar? – Dijo John, masticando descaradamente un pedazo de pan.
- ¿No puedo? – Preguntó Phil, comiendo de manera civilizada, gracias a dios. Si mis tres hermanos comieran como come John, me iría de casa.
- Es raro, nada más.
- ¿Por qué debe ser raro que quiera compartir un momento con mi hermana?
- Ay, ya. Solo dije mi opinión.
- Cierra la boca, John.- Acoté yo.
- Nadie pidió tu opinión.- Dijo Daniel. ¿Por qué se metía? ¿A caso lo habíamos nombrado en algún momento de la conversación?
- Ni nadie la tuya.- Respondí. ¡Aguante con el contraataque!
- Respeta a tus mayores.
- Te ví leyendo Bajo la misma estrella, oh señor mayor.- Dije, con una sonrisa de ¿Satisfacción, tal vez? Si, satisfacción de hacerlo sentir un completo idiota, como él me ha hecho siempre.
Se atragantó con su propia taza de café con leche. Reprimí una carcajada para que no se enojara más… aún. Phil me miró de reojo, y pude ver que contenía la risa al igual que yo. John estaba ajeno a lo que sucedía a su alrededor.
- Vamos, Daniel Howell, admite que leíste bajo la misma estrella- Lo presioné para que se pusiera aún mas colorado de lo que ya estaba.
- No lo leí.
Lo miré fijamente para presionarlo. Me veía como la policía mala de las películas.
- No, Dakota.
- Si.
- ¡Bien! Lo leí ¿Sí? ¿Y qué?
- Y nada.
Me levanté de mi lugar y llevé mi taza a la pileta de la cocina. La lavé en dos minutos y la dejé secar. En casa hacemos así. El que ensucia, lava. Si no fuera por esa regla, mi casa sería un caos tremendo.
Abandoné la cocina, dejando a mi hermano con cara de confusión. Seguramente se preguntaría porque lo había hecho confesar, si después no quería hacer nada. Pero él no se imaginaba que era lo que haría.