Sus manos viajaban por los costados de mi cuerpo mientras que los míos rasguñaban aquella pálida espalda. Sus labios se dedicaban a dejar una línea de besos y marcas que empezaban desde mi clavícula y terminaban al costado de uno de mis pezones. Podía jurar que gotas de sudor brotaban de su frente al igual que la mía pero era lo que menos nos importaba.
—Mierda...
Gemí en voz alta al sentir uno de sus dedos darse paso entre mis nalgas y empezaba a masajear sin descaro alguno mi entrada. Mi mano izquierda bajó hasta el miembro del mayor y empezó a masajearlo de manera lenta y tortuosa, logrando ganar uno que otro gruñido por parte del ajeno.
En un movimiento algo bruto el mayor se recostó sobre la cama y me levantó con él, dejándome recostado sobre su cuerpo pero acomodándome de manera que tuviera vista a mi trasero y yo a su miembro. Era la primera vez que lo hacía en aquella posición y no lo negaré, me gustó bastante.
Quería quejarme, decirle que no para hacerme de rogar pero no me dejó ya que al segundo sentí su tibia lengua dibujar círculos sobre mi entrada y mis gemidos no se hicieron de esperar. No podía ser el único el recibir tanta satisfacción así que decidí tomar el miembro ya erecto del mayor para introducirlo dentro de mi boca, empezando pequeñas succiones, mordidas y lamidas por todo el largo. Una pequeña sonrisa de satisfacción se coló en mis labios al escuchar gemidos en tono grueso por parte del ajeno, me estaba empezando a escuchar aquella respuesta ante mis caricias.
— Mierda, apúrate.
Otro fuerte gemido se escapó de mis labios al sentir un pequeño golpe sobre uno de mis glúteos y una que otra mordida como respuesta ante mi reclamo. Sí, sé que sonaba desesperado pero ¿quién no lo estaría en aquella posición?
Me levanté de mi lugar y me volteé, sentándome de manera que mis glúteos rozaban el miembro del mayor. Apoyé ambas manos sobre su torso desnudo y pálido, que ahora llevaba encima una que otra marca roja que yo le había hecho. Me miró con aquella sonrisa de lado y puedo jurar que sentí una corriente eléctrica recorrer toda mi espina dorsal.
Alcé apenas mi cadera y con una de mis manos acomodé el miembro del mayor sobre mi entrada. Le dediqué una mirada al ajeno, me lamí mis labios y de una sola estocada introduje aquel miembro dentro de mi ser. Sentí sus uñas aferrarse en mi glúteo y un ''Mierda, que apretado estás'' de su parte. Tampoco me quedé atrás y dejé unas cuantas marcas sobre su torso, acostumbrándome unos cuantos segundos ante aquella intromisión tan repentina que había sido por mi parte.
No tardé tanto para poder sentir el placer y empecé a moverme en un ligero vaivén que a los segundos se convirtieron en pequeños saltos sobre aquel cuerpo bien formado. Sus manos recorrían mi cuerpo, acariciando mis pezones hasta aferrarse sobre mis glúteos. Yo me incliné un poco y lo besé, uniendo nuestros labios de manera desesperada y deseosa por más. Fue ese momento en que el mayor ejerció cierta fuerza y me dejó esta vez recostado sobre la cama, haciendo que me apoye sobre mis rodillas mientras que mis manos se aferraban sobre el borde de la cama.
— ¡Joder!
Exclamé al sentir los fuertes golpes que sus testículos hacían contra mis glúteos al hacerse más fuerte aquellos movimientos de cadera. No sé en qué momento fue que su miembro tocó mi próstata y puedo jurar que fue la mejor sensación que tuve en mi vida. Fue tanto el placer que inconscientemente ejercí cierta presión en mi interior, logrando aprisionar el miembro ajeno y generándole placer de esta manera ya que escuché los gemidos que salían sin descaro de sus labios.
Movimiento tras movimiento, gemidos, mordidas, besos y más fueron repartidos en casi toda esa media hora en la que ambos terminamos llegando al orgasmo. Por mi parte me aferré fuerte a la ancha espalda del mayor, dejando marcas sobre su pálida piel mientras que el contrario apretaba con fuerza mis glúteos y dejaba una marca más en mi cuello, una de las tantas que había dejado minutos antes.
Nos quedamos en esa posición por unos cuantos segundos, yo aún temblando por aquel espasmo y lo mismo pasaba el ajeno. No tardó tanto hasta que mi cuerpo me logre vencer al igual que el ajeno y terminamos recostados uno al costado del otro sobre aquella cama de dos plazas. Las luces estaban apagadas, no se escuchaba absolutamente nada salvo nuestra respiración agitada en un vago intento de recuperarnos tras ese fuerte orgasmo. Pasaron minutos hasta que escuché como aclaraba su garganta y en un torpe susurro, dijo algo.
— Min YoonGi, me llamo...Min YoonGi.
No logré aguantar una suave risa que se escapó al escuchar su nombre por primera vez en toda la noche y es que no nos conocíamos hasta hace unas horas que nos vimos en un bar. No era la primera vez que me acostaba con cualquier persona un sábado por la noche pero sí era la primera vez que sentía tanto placer además de cierta conexión con alguien que apenas y había conocido.
— Jimin, Park...Jimin.
Susurré algo suave, algo adolorido por todos los fuertes gemidos que se habían escapado de mis labios hasta hace minutos atrás.
No sé si nos íbamos a volver a ver o si el mayor quería. Recién sabía su nombre y hasta hace un par de horas solo sabía su edad. Raro ¿no? usualmente primero dices tu nombre al presentarte pero supongo que entre nosotros no fue necesario ya que empezamos a hablar sobre un sin fin de cosas como si nos conociéramos desde hace tiempo.
Le daré mi número y espero que me contacte.
Esta noche terminó siendo más interesante de lo que pensé.
ESTÁS LEYENDO
New experience {Yoonmin / oneshot}
Fanfiction+18 Contenido para adulto, si no te gusta este tipo de lecturas entonces no lo leas y punto. Ignoren el título tan asqueroso, nunca tengo imaginación para esto. Muchas gracias. Amor para ustedes.