La gran jirafa de hierro
se asomaba tras las nubes
una palmera brillante.
La pobre jirafa, sin pasar, ya que los animales van a gran velocidad.
Sólo la puede mirar y no tocar.
Con pájaros sobrevolándola no puede descansar pues
sus aleteos hacen mucho ruido al bolar.
Entonces un pájaro se estrelló
contra la jirafa y al fin, en paz, descansó.