JeongGuk es ese típico hombre rudo, de apariencia varonil y dominante. Un gran empresario que sabe lo que hace y como lo hace, temido y respetado por sus trabajadores así como también por aquellos presidentes de otras empresas con los que ha logrado...
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JiMin está enojado.
Son las únicas palabras que la mente de JeongGuk puede procesar en cuanto ve al rubio entrar en el auto con el rostro rojo y el ceño fruncido, maldiciendo en todos los idiomas habidos y por haber apenas vuelve a mirar por la ventana del vehículo. Esa es la primera etapa de JiMin. Y le gustaría saber qué fue lo que pasó en su trabajo para que esté tan enojado, le resulta extraño que su mochi luzca molesto, es incluso más probable que BaekHyun se vuelva un dom a que JiMin esté mínimamente enojado, sea cual sea la razón.
— Mine, amor —le llama con dulzura, utilizando su mano que no está en el volante para tomar la del rubio y entrelazar sus dedos— ¿sucedió algo en el trabajo, hyung? Pareces molesto.
— ¡No estoy molesto, estoy furioso! —lo que pasa a continuación tiene a JeongGuk tan sorprendido como asustado. JiMin se gira en su dirección y aparta su mano de la de Jeon de un manotazo, mirándolo con tanto enojo mientras lo señala con el dedo índice. El más joven no sabe exactamente que hacer ante su comportamiento, nunca antes había hecho eso. Menos a él— ¡Y es todo tu puta culpa, Jeon. Estoy harto de toda la mierda que siempre tiene que caerme por tus estúpidas "aventuras", maldita zorra! ¿En qué cama te metiste ahora, huh?
Segunda etapa.
Sus ojos brillan cristalinos cuando escucha las palabras de JiMin salir con tanto veneno que empiezan a quemar en el fondo de su pecho. "Él no ha querido decirlo. Está enojado, por eso es tan hiriente." Se consuela, lanzando lejos las ganas de llorar. JeongGuk se aleja del rubio, con la mirada gacha mientras está buscando las palabras correctas para que él no se enoje aún más. Pero le es imposible dar un argumento concreto, porque simplemente no tiene idea de que sucede. Tan solo atina a decir lo primero que se le viene a la mente.
— ¿P-Porque dices todas esas cosas, mochi? Y-Yo ni siquiera sé de qué me hablas —su tono es dulce, aquel que únicamente JiMin conoce porque es el único merecedor de él. JeongGuk espera que su hyung se tranquilice tan siquiera un poco cuando le mira a los ojos, él siempre le reconfortaba con esa pequeña acción. Puede recordar todas las veces que llegaba a casa molesto por distintas razones de trabajo y JiMin tan solo tenía que tomarle las manos y mirarlo a los ojos mientras le hacía pequeños mimos para tranquilizar su carácter pesado. ¿Porque no funciona ahora?
— Claro que lo sabes —él no parece flaquear ante la mirada que JeongGuk le da en ese momento. Sabe que quizá lo esté lastimando con sus palabras, pero no puede calmar el creciente fuego plagado de ira en su interior, lo que su padre ha ido a decirle unas horas antes no le ha gustado. Para nada— ¿Sabías que mi padre vino hoy a mi trabajo?
