Levantó la vista, viendo a Stef entrar con un vestido corto, tacones corridos y su cabello alocado como siempre. Definitivamente, sus rizos son una odisea hermosa y difícil de dominar, como la mujer diría mi exnovio.
—Siento la tardanza —tomó el banco alto, alejándolo un poco de la mesa para tomar asiento. Dejo su bolso encima de la barra y le hizo señas al chico del bar.
—Una cerveza, por favor.
—¿Clara? ¿Oscura? ¿De barril?...
—Clara. De barril —frunció un poco el ceño antes de agregar—: Y si puede, colóquele unas rodajas de limón.
—Por supuesto —le dio la misma sonrisa que me dio a mí unos minutos antes de retomar lo que tenía que hacer. Definitivamente, esa sonrisa es para todas.
—Bueno —dijo Stef— ¿Ya llamaron?
—No, y cada vez pierdo más la esperanza. Es como si las estrellas conspiraran para que no pase esto. Eso me pasa por estar tan distraída.
Stef negó con la cabeza, dándole una sonrisa al bartender cuando dejo su cerveza frente a ella. Levantamos nuestras copas y brindamos sin decir absolutamente nada.
—Estás teniendo un encuentro kármico con alguien de tu pasado ¿Y eso qué? No es impedimento para que sigas tu vida de ahora. Ellos solo son llamados de atención, vienen a recordarte algo que necesita ser recordado.
—¿Recordado? —solté el aire de forma exagerada—. Dile al universo que me recuerde tomarme mi pastilla a la hora que es, o que me recuerde cuando tengo citas, o me recuerde hacer lo que sea que debo de hacer. ¿Pero una vida pasada? ¡Diablos! Eso no.
Hablando las cosas como son, prefiero que mis karmas se queden en una vida pasada y no se vengan a esta que yo presente no tengo la culpa de mis cagadas pasadas. Muchas veces solo quiero salir corriendo y saltar de un octavo nivel para ver si me muero o sobrevivo porque sé que no he cumplido con mis metas de esta vida.
—Todos debemos recordar —dice Stef antes de darle un trago a su cerveza.
—Por cierto ¿Qué tal esta Harry? —mencionar a su esposo era una buena idea para cambiar de tema, Stef tenía una relación tan admirable con él que esperaba algún día me tocara uno de esos.
Mientras Stef me contaba todo acerca de cómo estaba Harry, mi teléfono vibro dos veces prendiendo la luz de la pantalla. Lo vi de reojo sin ninguna intención de contestar. Normalmente, cuando estoy platicando con alguien ignoro el teléfono para prestarle toda mi atención.
—¡Zeus! —grito en lugar de Dios. Últimamente, lo estoy haciendo para afirmar que Dios es Zeus y siempre leímos mal su nombre.
—¿Qué?
—Es Michael, el hijo del dueño de la empresa a la que estoy aplicando —le di la vuelta al celular para que leyera el mensaje.
—¿Qué dice? —Stef intentó quitarme el celular, pero se lo quite de regreso, abriendo el mensaje bastante emocionada—. ¿Es del trabajo?
—No. Solo puso "Hola soy Michael Regnault" ¿Qué le pongo?
—Déjame ver —dijo Stef sosteniéndose la quijada—. ¿Hola, soy Lucy?
—Ha, ha. Que graciosa.
Le contesté rápido un "Hola Michael, ¿Qué tal estas?". Mi corazón se disparó al mil por toda esta situación, esperando un positivo en mi entrevista. Esperaba que pronto me dijeran que sí para dar luz verde a todo lo que tenía que organizar.

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Bajo la torre de París ©
RomanceLucy Minky tendrá que descubrir si estar con Lee Seo es su destino o si tiene otra persona predestinada. *** ¿Crees en las vidas pasadas? Para Lucy era algo imposible de imaginar, sobre todo cuando el universo compagina para que ella pueda descubri...
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