Capítulo Único

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Es de su prefrerencia escuchar o no la canción, pero yo les recomiendo escucharla.

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Rewrite the Stars

La noche en París era fresca. Eran las 11:30 de la noche. Un joven hombre entre unos 25 a 27 años de edad se encontraba sentado en una de las bancas de los campos de Marte. Soltó un resoplido molesto mientras sacaba de su chaqueta de cuero negro una cajetilla de cigarrillos, sacó uno, se lo llevó a la boca y prendió fuego con su encendedor. Inhaló con su boca el cigarrillo mientras saboreaba el fuerte sabor del tabaco. Contuvo su respiración por tres segundos cuando exhaló el humo. Lo había tranquilizado sólo un poco. La tensión sobre su cuerpo lo había liberado gracias al tabaco.

Se recargó en el respaldo de la banca mientras volvía a inhalar el cigarrillo y soltar el humo del tabaco.

Su mirada esmeralda se enfocó en el cielo estrellado junto a esa luna preciosa que decoraba el cielo nocturno. Cerró por un momento sus parpados mientras se relajaba por la tranquilidad de esa noche y con el único vicio que le gustaba tranquilizarlo. De pronto su oído se agudizó. A lo lejos se escuchaba pasos rápidos junto a una voz femenina que le gritaba a todo pulmón.

– ¡PLAGG! ¡PLAGG! – ese era el nombre de aquel sujeto.

Plagg dejó escapar un resoplido ya bastante irritado. Con pésimo carácter se levantó de la banca ignorando los gritos de aquella mujer quien lo llamaba con desespero. El sonido de los tacones sobre el pavimento se escuchaban más y más cerca al igual que sus gritos. El joven le dio la espalda y comenzó su andar, pero antes de dar el quinto paso sintió como ella lo había jalado de su chaqueta.

– Plagg... – la voz de la chica ahora se encontraba entrecortada a la vez que ella trataba de recuperar el aliento perdido. – De... detente...

– ¿Qué haces aquí? – preguntó él con indiferencia. El corazón de la chica se oprimió contra su pecho mientras sentía como su garganta se cerraba. Las lágrimas no tardarían pronto por asomarse en sus ojos amatistas. – ¿No deberías estar con los de tu clase?

– Plagg... por favor...

– ¿Por favor? ¿Por favor de qué Tikki? – una risa seca y amarga escapó de los labios de Plagg. – No seas hipócrita como para pedir perdón.

La chica con el nombre de Tikki respiró con dificultad. Tratando de reprimir aquellas lagrimas que ya estaban por escapar de sus ojos.

– Plagg yo...

– ¿Tú qué Tikki? – Plagg la calló. Se giró para enfrentarla sin importarle el dolor que ahora él sentía al verla tan frágil y destrozada. – L-Lo escuchaste todo lo que me dijeron en la fiesta. Y tú no hiciste nada. Te quedaste ahí parada y callada como... como... como una idiota. Como si yo no fuera la gran cosa.

Tikki no pronunció palabra alguna.

Esa misma noche ella presentaría a Plagg como su novio ante toda su familia. Al principio lo habían recibido como si fuera toda una celebridad para luego burlarse e insultarlo de su clase social y de su profesión como tatuador. Bueno. Casi todos. La abuela de Tikki fue la única quien lo defendió y le dio su bendición para estar al lado de su nieta.

– Lo sé... pero... si te hubieras quedado...

– ¿Quedarme dices? – nuevamente rió el amargamente. – ¿Para que querías que me quedará Tikki? ¿Para escuchar otra crítica más de tu puto y amargado padre? ¿Recibir miradas de asco y repudio de la andrajosa arpía de tu descarada madre?

Rewrite The Stars [#thegreatestmlb]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora