Prologo

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El alba comenzaba a hacerse presente y los buhcones empezaban a cantar sus excéntricas melodías. Un ente delgado y alto comenzaba a regresar desde los últimos minutos dentro del REM y retoma la movilidad. Mercury, sentado en los bordes de su cama veía el centésimo quincuagésimo sexto amanecer de ese año como parte de su rutina matinal. Aún semi dormido sus oídos comenzaron a oír las garras de su mascota por la puerta, era de costumbre de todas las mañanas la visita de semejante criatura. Al abrir el shoji una melodía se hacía presente —Feliz cumpleaños a ti, Feliz cumpleaños a ti, Feliz cumpleaños hijo mío, Feliz cumpleaños a ti. ¡Pide los deseos que quieras! — Exclamó Leonia.

Sodalita corría por entremedio de las piernas de Mercury, sabía que era un día importante.

—Sodalita, ¡Ey! Tranquila déjame pedir unos cuantos deseos y compartiré un trozo de pastel contigo, eres una zorrezna muy traviesa. — Exclamaba Mercury entre unas cuantas carcajadas.

—Esta pequeña tiene una muy fuerte conexión contigo, se comporta como si fuera tu hermana mayor ja ja— Leonia comenzaba a reír.

—Ok, ahora es tiempo de pedir mis deseos— Mercury cerró sus ojos. «En este año espero encontrar las fuerzas para independizarme lo más antes posible, quiero irme del distrito y ser feliz dentro de Acroma», Pensaba exhaustivamente.

—¿Se puede saber de qué se trata ese deseo? —

—Madre —

—Ni siquiera pienses que te podrás ir del distrito, ¡es imposible!, ¿quieres que te maten? Yo no quiero que sufras Mercury. Tú sabes cómo están las cosas últimamente, no dejarán que te alejes. Te perseguirán y más aún si es ilegal, te encarcelaran y no pienses en resistirte— Leonia deja el pastel sobre un mueble dentro de la pieza de Mercury y pone las manos sobre los hombros de su hijo. —La vida es difícil, la sociedad está enferma no está preparada para la unidad. Es mejor que te quedes en el distrito, es fácil para un joven como tú encontrar trabajo, puedes ahorrar y comprarte tus cosas pero— se ve interrumpida por Mercury.

—¡Suéltame! ¡¿Por qué no quieres que sea libre?!, ¡¿Por qué no quieres que sepa que mierda es lo que hay detrás de las murallas de este puto distrito?!, Tengo 18 años y soy libre de elegir lo que quiero hacer con mi vida. ¡Déjame volar! ¡No pienso quedarme enjaulado en una sociedad donde estás limitado a pensar cómo quieres hacerlo! ¡Tú también pasaste por esta edad! ¡¿Nunca tuviste el razonamiento que tengo yo el día de hoy?!— protesto mercury.

Sodalita asustada prefirió esconderse debajo de la cama y siguió escuchando la discusión desde ahí.

Leonia levanta la voz —Se que la calidad de vida aquí en el distrito no es buena, es absorbente, pero es nuestra realidad. Ópalo queda muy lejos, ¿cómo crees que cruzaras los océanos?, ¿Cómo crees subir montañas?, ¡cómo crees sobrevivir! —

—Tu no crees en mi— solloza mercury.

—Hijo, si lo hago— responde nerviosa Leonia.

—¡NO!, ¡Tu no crees en mí! — Mercury se agarra la cabeza y un impulso viene a el y bota el pastel al piso.

—Yo solo estoy protegiéndote— Leonia deja caer una lágrima y se retira rápidamente de la pieza

MERCURYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora