Estamos ocupados, discutiendo [YoonMin]

Capítulo único.

Estamos muy ocupados discutiendo como para recordar las palabras que gritaste ayer al viento cuando culminabas y lanzabas tu líquido cálido por la ventana contra la que yo te amaba de espaldas.

Porque es verdad eso de que las reconciliaciones son dulces. Pero nadie habla del mal trago anterior. De la angustia escondida que parecía intentar desmenuzarme el corazón mientras me gritabas lo que pensabas de mí pero que escondías día a día para no herirme, por qué tú, más que nadie, sabes sobre el sentimentalismo y la sensibilidad que trato de ocultar siempre porque, ya sabes, Min Yoongi no puede ser un hombre sensible.

Perdón por ser tan sincero cuando sé que, sobretodo contigo, una mentira piadosa no viene mal de vez en cuando.

Tú eres un chico sensible y yo bastante bruto. Pero creo que tú también tienes un poco de culpa por ser extremadamente cursi y llorón. Un chico demasiado empalagoso que no comprende que a veces necesito mi espacio. Siempre estás tú, dándome besos y seduciéndome con tu sensualidad, distrayéndome. Es como si no supieras lo que son las responsabilidades de los adultos, y eso me da mucha rabia, porque me jode mucho tener que decirte que no. Casi no puedo resistirme a ti, lo sabes, por eso no desistes en tus artimañas para engatusarme y llevarme a la cama. Chico juguetón.

-¿No entiendes que tengo que terminar la base para mañana? -Gruño molesto, intentando hacer caso omiso a tus manos bajando por mi torso.

-Pero puedes hacerlo más tarde. -Repites por decimoquinta vez en lo que va de mañana, ronroneando en mi cuello. -Además siempre dices lo mismo. La semana que viene tendré que comenzar a estudiar para los parciales y no podré atenderte.

-Osea, que cuando tú tienes que estudiar para tus exámenes no podemos follar, pero tú no comprendes que necesito trabajar para mantener la casa en la que vivimos los dos. ¿Es eso? -Me enfado y aparto tus manos de un manotazo que sé que te ha dolido por la forma en que sus labios forman un puchero y te las sobas. Te miro con rabia y me doy la vuelta al ordenador, ignorando tu presencia.

-Eres un maldito bruto, no tienes ningún derecho a pegarme. -No respondo. Giras de un empujón mi silla y me haces quedar frente a ti. Te sientas en mis piernas impidiéndome escapar de ti y te cruzas de brazos, claramente molesto. -No te atrevas a pasar de mí cuando te hablo.

-¿Ves? Eso es lo que no me gusta de ti. Siempre tengo que hacer lo que tú me pidas como si no tuviera alternativa. Deja de comportarte como un niño caprichoso porque sabes que conmigo no van esas cosas.

-¿Soy caprichoso sólo por querer estar contigo? -Te ríes con sorna. Yo intento evitar pensar en el peso que ejerces sobre mis piernas.

-Tienes 21 años, madura de una vez. El día en que te pongas a trabajar y contribuyas en algo para esta maldita casa dejaré mi trabajo de lado cada vez que lo desees, cuando quieras. Pero mientras tanto soy yo el que te mantiene, así que deja de comportarte como un niño consentido al que no le dan chicle y deja a los mayores cumplir con sus obligaciones.

Frunces el ceño, ofendido, pero no te levantas.

-Mide bien tus palabras, Min. -Me adviertes, pero yo estoy demasiado molesto contigo para hacerte caso.

-Levántate. -Te ordeno, pero tú solo permaneces mirándome analítico. Yo no comprendo que en esos momentos solo estás analizando la verdad de mis palabras. Creo, equívocamente, que solo estás haciendo una rabieta y, cansado de tus berrinches, te empujo haciéndote caer de culo al suelo. Ignoro tus quejidos de dolor e intento volver a mi trabajo.

-¡¿Qué cojones haces?! -Me gritas desde dónde estás. -¿Por qué eres tan malditamente insoportable? ¡Perdóname por querer hacer el amor con el hombre al que amo pero que está demasiado ocupado con su vida de adulto como para hacerme caso!