Capitulo 1: ¿Por dónde quieres que empiece?

42 5 29
                                    

-¿Cómo es posible que con tanta experiencia en combate y tanto poder, te hayas entregado como si nada? ¿Cómo es posible que el gran ángel rojo haya sido arrestado?-dijo una vos femenina al fondo del calabozo.

Esa voz yo la conozco... es pereza que mierda hace aquí- pensé para luego decir algo enojada- pereza la más débil de los 7 demonios capitales... ¿qué mierda haces escondiéndote en la obscuridad? además esta es MI CELDA Y SOLO MIA... déjame pudrirme sola aquí- dije enojada para finalizar con algo de tristeza.

-no me escondo, aunque no lo creas me hace daño la luz, me da dolor de cabeza.

-¡eso ya lo sé!-dije molesta por la respuesta, eso era algo obvio todos sabían eso de pereza, ella es un demonio lo más parecido a un vampiro que existe en la faz de la tierra con la diferencia de que ella no bebe sangre y no te teme a nada que tenga que ver con lo religioso- ¿qué mierda estás haciendo aquí?, se supone que esta prisión es impenetrable, además como ya dije antes esta es MI CELDA privada y no pienso compartirla con alguien tan insoportable como tú -finalice con sarcasmo.

-bueno veras, después de algunos meses de tu desaparición me entere de que te habían encerrado en esta horrible prisión angelical y decidí rescatarte, hasta que supe que la princesa de la torpeza se había entregado por su propia voluntad y me pico un poco de curiosidad por saber ¿¡porque mierda te entregaste a los ángeles!?-dijo levantando la voz de rabia.

-¿entonces vienes a sacarme de aquí?-dije con algo de pesadez.

-no exactamente.

-entonces a que has venido.

-bueno veras, te propongo un trato -dijo en un tono entusiasta pero no le deje seguir hablando, no pensaba seguir escuchando.

-disculpa, seré irascible, algo torpe, pero no soy tan estúpida para hacer un trato con alguien conocida por ser la reina de las mentirosa y estafadora- dije con completa sinceridad.

-para mi mala suerte es imposible de que te estafe con esto.

-no a mi no me engañas, siempre hay un truco.

-te prometo que no hay ni un solo truco, veras yo te saco de aquí si tú me dices ¿porque mierda te entregaste? y ¿cómo fue que te convertiste en una demonio?

-ni de broma te diría eso -dije con sarcasmo- además, si te dijera te tendría que matar- agregue con una maliciosa mirada hacia las sombras en donde ella se encontraba.

-bueno, si quieres pudrirte en esta prisión llena de ángeles molestos es tu problema -dijo por fin apareciendo por fin en el lado que estaba iluminado de aquella pequeña celda.

No había cambiado nada desde la última vez que la vi, sigues siendo la mi misma chica baja, con el pelo azul y corto, igual de delgada que siempre, además había conservando muy bien esos ojos azules más profundos que el mar con aquellas ojeras que tanto me gustaban y esos labios muy bien definidos de color casi blanco.

Sin ni siquiera voltear a verme, se dirigió a aquella puerta de metal tan pesada que ni siquiera yo podía mover, y como si fuera lo más normal del mundo toco dos veces la puerta.

-¿¡que mierda hacen si te ven aquí adentro pensaran que me estoy tratando de escapar y me encadenaran?!-dije parándome inmediatamente y dando unos pasos hacia adelante, pero lo que vi me dejo estupefacta, la puerta se habría lentamente y envés de dar a esos horrendos pasillos blancos que tanto odiaba, al otro lado de aquella puesta solo habían centenares de arboles de color negro que no dejaban pasar la luz del sol, quería hablar pero lo único que salió de mi boca fue -tus dominios...

Pereza me dirigió una mirada con una sonrisa triunfante que me llego a dar escalofríos, luego miro aquellos arboles.

-al fin después de tantos siglos, logre controlar a la perfección mi poder y mis armas- dijo sin dejar de mirar aquellos arboles y cruzando aquella puerta que estaba completamente abierta -durante estos lagos años estuve tan centrada en encontrar el método de sacarte de aquí... intente de todo y nada resultaba y llego un momento en el que perdí completamente la esperanza y caí de rodillas al suelo derrotada por el horrible destino que te amparaba pero en ese preciso instante ante mis ojos apareció una daga de color azul y cayó sobre mis malos y cuando la empuñe apareció una puerta que me llevo hasta aquí- dijo para dándose vuelta para mirarme y extender una mano hacia mi -bienvenida a mis dominios, el reino de la séptima demonio capital -dijo muy animada y enmarcando nuevamente aquella sonrisa que tanto miedo me da - ¡el reino de la pereza! ¿No es hermoso?

Los  7 demonios capitalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora