Un poco de esfuerzo

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El ambiente romántico que se sentía era mucho más pronunciado ese día que en días anteriores, parecía incluso que el clima había jugado a favor de la festividad, el cielo azul estaba adornado de algodonosas nubes blancas que fungían como sombra para los radiantes rayos solares de aquel día. El frío del invierno fue dejado atrás por ese único día. Todo debía ser especial en esa fecha, pero la perfección estaba muy lejos de estar presente en la torre de operaciones del siempre caótico EXO.

Como parte de un trato entre bandos, el líder SuHo había permitido la entrada de KyungSoo por ese día solamente a la base central de su equipo con la única condición de que él y su malhechor equipo no perturbarían la paz de SM Town durante un largo mes, nadie por parte de The Red Force aceptó tal trato pero luego de unas amenazadoras y nada amistosas rocas lanzadas contra sus personas, los chicos del bando villano aceptaron la tregua que se llevaba a cabo.

KyungSoo se encontraba pues, en el último piso de la torre central de EXO, donde todos los artilugios tecnológicos de última generación se encontraban, ahí donde podría desmantelar la organización desde el núcleo, eso si su mente criminal funcionara de acuerdo a lo esperado, pero por la ya mencionada fecha, el chico bajito de admirables ojos se encontraba preparando lo que sería una cena romántica frente al gigantesco ventanal que daba vista a la ciudad entera.

En una mesa redonda con un elegante mantel color champagne, estaban colocados estratégicamente el plato principal, la hielera metálica para el vino, una vela aromática y el florero con una rosa roja. El de baja estatura atendía los últimos detalles de la mesa para darse una última mirada al espejo y cerciorarse de que su imagen era la deseada. Acomodó su cabello por milésima vez, revisó que su dentadura estuviera reluciente y roció un poco más de loción sobre su cuello.

Dando brinquitos de alegría se acercó hasta el extremo más alejado de la zona y se inclinó un poco hacia abajo, donde una cesta que fungía como cunero se encontraba, con mirada deslumbrante y una sonrisa amable habló con las manos entrelazadas a la altura de su pecho.

—La cena perfecta, el regalo perfecto, el día de San Valentín perfecto para tu padre, pequeño bebé — KyungSoo suspiró y se incorporó volviendo a dar los último toques sobre su cabellera —Cuando has estado casado tanto tiempo como nosotros, es importante mantener la llama del romance viva.

Y finalizado el diálogo, la puerta principal de la base se abrió, dejando ver en el marco al chico de alta estatura y cabello rebelde, ChanYeol se adentró con pasos largo y fue hasta su encuentro con KyungSoo no sin antes dejar el sombrero de copa que llevaba puesto sobre el perchero y desanudar la corbata que en nada combinaban con su atuendo general.

—Oh cielos, que día — cuando estuvo frente al menor, rodeó su cintura con una sola mano y acercó sus labios hasta la mejilla de su pareja para plantar un casto beso a manera de saludo —Hola, cariño.

KyungSoo sonrió complacido por la llegada de ChanYeol y cerrando los ojos agregó: —No olvides besar al bebé, señor hombre — el más bajo se acercó hasta la sospechosa canasta que yacía en el suelo y poniéndose de cuclillas, tomó la tela de la espalda de quien ahí se encontraba para elevarlo muy por encima del nivel del suelo, era muy conveniente que su poder sobre la tierra le confiriera una fuerza casi sobre humana y que para él fuera pan comido levantar a las personas sin mayor esfuerzo.

—¡Déjame ir! — la voz molesta del líder de The Red Force retumbo en los oídos del par quien observaba al chico con ternura pero él muy lejos de lucir adorable, parecía estar realmente irritado por el ridículo atuendo que KyungSoo lo había obligado a usar aquella tarde.

ChanYeol se acercó hasta donde KyungSoo y SeHun se encontraban y rodeó el cuerpo del menor de todos sus musculoso brazos —Ven aquí pequeño hombrecito.

Opuestos [ChanSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora