"Hermoso"
Fue todo lo que pude decir cuando vi por primera vez a Kim SeokJin. Era domingo y caminábamos con mis amigas hacia la heladería dónde trabajaba el adonis que cautivaría todos mis sentidos más adelante.
-Qué sabor quiere probar esta linda chica? -Dijo en tono sensual sacándome del mundo de fantasías en el que estaba divagando.
-El sabor que quiero no está a la venta. -Dije coqueteando también.
-Ah si? Y que sabor es ese? -Preguntó con curiosidad.
-El tuyo. -Abrió sus ojos sorprendido, a decir verdad ni yo hubiera imaginado que esas palabras saldrían de mi boca. Ese fue el comienzo de nuestra relación, la cual me había parecido un verdadero sueño hasta esa noche.
Era su cumpleaños y no había podido verlo en todo el día, me sentía fatal por perderme una fecha tan importante y quise sorprenderlo llevando un pequeño pastel a su departamento. Se suponía que él estaba en el trabajo así es que entré usando mis copias de la llave, llevábamos casi dos años saliendo y yo tenía llaves hace uno.
Entré y dejé el pastel sobre la mesa, todo estaba muy ordenado y prolijo como Jin acostumbraba a mantenerlo, era muy estricto con la limpieza de su departamento. Él es perfecto, muchas veces me cuestionaba por qué seguía a mi lado; es ordenado, inteligente, un gran cocinero, amigo intachable, además de alto, guapo y el hombre con la espalda y los hombros más anchos que he visto en mi vida. Podía ser completamente sexy en un momento y ser super tierno al siguiente, era sólo cuestión de segundos para que cambie de una faceta a la otra, dejándote confundida y enamorada. Además contaba los peores chistes, de esos que son tan malos que te ríes porque no puedes creer que alguien lo considere gracioso. Y está su risa, que es más graciosa que el chiste, que a pesar de ser super rara te parece hermosa.
Un ruido proveniente de su habitación me sacó de los pensamientos sobre mi hermoso novio y fui a ver de que se trataba, tal vez había llegado antes y se había ido a dormir.
Maldito. Maldito, maldito y mil veces maldito el día en que abrí esa puerta.
Maldito el día en que encontré a el amor de mi vida y mi mejor amiga teniendo sexo.
Maldito el día en que me quedé paralizada en la puerta, observando la escena hasta que alguno se percató de mi presencia y se detuvieron.
Maldito el día en que cubierto sólo por una sabana se acercó a mi mientras yo seguía llorando.
Maldito el día en que hice esa pregunta. Maldito también el día en que no respondiste.
-Me amas?Tu silencio, tu mirada, lo dijeron todo. No era la primera vez y probablemente tampoco la última.
Maldito el día en que te conocí.