La costa Atlántica era preciosa, sus frías playas aterrizaban suavemente sobre la tierra gallega; el cielo detonaba un color anaranjado, dejando rastros de azul por algunos rincones, despidiéndose una vez más del día para dar paso a la noche.
La suave brisa marinera azotaba los árboles cercanos a la playa. Una fuerte ráfaga de viento arratraba las hojas caídas de los árboles por el invierno, y se depositaron lentamente en el marco de una ventana. Aunque la estancia en aquel marco de madera fue breve, les bastó para contemplar, a través de los cristales, a una mujer dando a luz. Alrededor de ella había otras mujeres, ya sepultadas en la vejez, que la ayudaban a traer al mundo a una vida nueva.
Dentro, todo era cálido, el fuego danzaba sobre su leña y desprendía un humo que viajaba a través de infinito cielo; el silencio se convertía en ruido, el ruido del esfuerzo de una mujer para traer a una nueva criatura al mundo. Un mundo bello, pero cruel como la vida misma. Eso era lo único de lo que no se preocupaban las personas de alrededor.
¿Qué sería de ese bebé, marcado por el destino y a la espera del cruel futuro que le aguardaba a la vuelta de la esquina? (...)
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Lágrimas de Plomo
JugendliteraturEl destino y la casualidad van cogidas de la mano. Suelen dar largos paseos alrededor de un gran manzano, cuyas raíces emergen de la tierra para luego finalizar en un eterno infinito. La sangre es derramada por hombres y para los hombres, pero así s...
