El rostro es un espejo a nuestra alma, nuestro ser, intrínseco a nuestras pretensiones. Puede expresar, con movimientos. Pero hay algo más, algo que sólo un ser enamorado ve, algo que percibes, que sientes, algo. Puedo jurar que esto es superior a muchas palabras, o a muchas caricias. Es el sentimiento de ver el universo en tus ojos, con la profundidad de un amor infinito y la sensación de vacío con un toque de nerviosismo que produce un beso tuyo. En tu sonrisa veo la hermosa violencia con la que nace una flor, desnudando más de ti, enamorando más de mí. Es la calidez que sentimos al acercar nuestros rostros, la que desaparece el mundo entero, y sólo existimos tú y yo por un momento. En tus labios, perfección de Fibonacci, siento al rose el deseo de no existir y perpetuar la sensacion de un cosmos expandiendo dentro de mi. En tu rostro encuentro perfección, admiración, seguridad de sentir lo mismo cada vez que te mire. Cada línea, cada poro, cada detalle irrepetible en todo el universo, cada emoción que emites, me hace afirmar que tu cuerpo es arte al que, en el fín de mis días, dejaré de ver para sólo sentir por la eternidad.