De repente me encontraba ahí entre esos dos hombres con armas apuntando directamente a mi cabeza, sentía su respiración y hasta podía percibir el olor que sus cuerpos habían desprendido durante esa brutal pelea, cuando de pronto escuche un estruendo que hizo vibrar mi cuerpo hasta estremecerse.
El cuerpo a espaldas mías cae al suelo, el tipo de enfrente soltó su arma y sus ojos se saltaron como si fueran a salirse de sus orbitas al mismo tiempo que se nublaron como si miraran a la nada, cayo de rodillas frente a mi y una gota de sangre atravesó su cara terminando en el suelo, al mismo tiempo que el resto del cuerpo se dirigía al mismo lugar.
Ahí estaba el, ese hombre misterioso del cual solo conocía su sombra, permanecía estático a lo lejos sobre su motocicleta en color rojo sangre y reluciente, al fin permitió que viera su rostro o la mitad de el, ya que era lo que permitía la luz de la lampara ver, su cara parecía tallada por los ángeles, blanco como la leche, pero su expresión seria lo hacia parecer tan rígido como si fuera hecho de porcelana, esa varonil sonrisa, sexy pero no tan pronunciada, sus ojos cafés y su nariz recta pero no perfecta, su barbilla partida y esas patillas que delineaban su cara, su cabello ondulado y despeinado que lo hacían caer en la perfección. Al percatarse de que lo observaba detenidamente, sacudió la cabeza de manera brusca y encendió la moto, subió un pie y dio media vuelta dándome la espalda.
- Adiós fea- me dijo sonriendo mientras volteaba a verme con esa voz gruesa y profunda que hacia que mi corazón latiera mucho mas fuerte como si quisiera salir de mi pecho.
-Me debes una- me guiño el ojo, volteo hacia el frente se puso un casco y desapareció entre la niebla y los vagones del puerto a toda velocidad en su motocicleta.
Volví en si, fue como si regresara a mi cuerpo y viera lo que realmente pasaba, o había pasado ahí. Camine entre los cadáveres para verificar que se encontraran sin vida y le di el tiro de gracia a uno que otro por ahí que se encontraba lejos de mi camino, me acerque a la moto y subí rápidamente, la encendí y me arranque a toda velocidad.
En ese momento comencé a divagar y a recordar en como había pasado todo esto, en como había llegado ahí, en como había perdido todo cuando mi vida era perfecta, preguntándome ¿como es que había comenzado todo? y rebobiné...
Marco y yo vivíamos en un departamento que nos había regalado su papa al momento en que nos comprometimos, en una zona fresa de la ciudad, es amplio y con ventanas grandes por lo que tenia mucha luz.
Recuerdo que ese día estaba en la sala hojeando una revista esperando a que la comida terminara de cocinarse, en ese momento invadió un silencio abrumador el condominio y me asome a la ventana, cuando se escucharon dos balazos que fueron a dar directo al piso, baje la mirada algo exaltada para ver lo que sucedía y pude ver al tipo con el arma y a otro que sostenía a un hombre delgado y de muy buen cuerpo, cuando reaccione me di cuenta que el hombre que llevaban esos dos tipos calvos era Marco, mi prometido, el hombre con el que me casaría y que es el amor de mi vida, lo ví tratando de oponerse a que lo subieran a un carro de color negro con los vidrios polarizados.
-No!! Porque se lo llevan??- Yo gritaba desesperadamente mientras golpeaba la ventana, el volteo hacia donde yo estaba y resbalo una lágrima sobre su mejilla mientras bajaba la cabeza para no verme.
Salte del sofá y abrí la puerta del departamento, baje las escaleras lo mas rápido que pude y corrí hacia donde el estaba, en ese momento pensé que el había hecho algo malo y que los hombres eran parte de un escuadrón discreto de la policía, quise tomarlo por un brazo mientras el le pedía al hombre que lo soltara.
-Marco que hiciste ?? porque te llevan de esta manera ??-
-Sueltame, deja despedirme de ella, ya no la volveré a ver- Esas palabras me calleron como un balde de agua fría y se me llenaron los ojos de lágrimas.
El hombre lo tomo mas fuerte y lo lanzo hasta el fondo del auto, el trataba de salirse a como diera lugar, yo trataba de ayudarlo a salir así fuera lo ultimo que hiciera, de pronto fue como si el tiempo fuera mas lento.
Tome su mano y hale de ella pero el hombre me empujo del pecho tan fuerte con una sola mano que lo ultimo que recuerdo fue el roce de su mano con la mía antes de salir proyectada hacia la pared.
Cuándo abrí los ojos me percate que estaba en un cuarto totalmente blanco, frío y silencioso, me levante exaltada y una voz en la habitación me dijo
- Tranquila estas en un hospital, por si no los conocías, te lo presento.
Mientras volteaba a todos lados sin saber que sucedía. Cuando a mi lado derecho en la esquina se encontraba un sofá que se veía cómodo y una lampara, que no lograba ver en lo que buscaba desesperadamente el emisor de esa voz.
En el sofá había un hombre que estaba semi recostado y posaba los pies en una mesita que tenia varias revistas al frente del sillón. El hombre se levanto sin retirar el sombrero y me dijo.
- Te preguntarás que haces aquí, quien soy yo y porque se llevaron a tu novio.
Se quito el sombrero de la cara dejandome verlo, era un hombre calvo de edad mayor y con un acento extraño, al parecer italiano.
-Pero yo solo tengo algunas de las respuestas, de las cuales solo te dire que a tu novio se lo llevo la mafia y vas a tener que matar si quieres volverlo a ver.
En ese momento abri los ojos tanto que logre que el se presentara.
-Mi nombre es Giuliano Olivetti y soy tu protector, esto sera facil mientras sigas el manual.
Saco lentamente de su dorso por dentro de su gabardina un paquete cuadrado envuelto en un papel negro mate y con un lazo dorado atravesándolo y en el centro un moño de la misma cinta.
Me lo lanzo a la cara lo cache con las manos para evitar que este me golpeara.
-Y... Esto que ?
Le dije extrañada con un tono molesto.
Me miro y dijo -Esto es fácil, este es el manual, yo soy tu guía, solo leelo.
Sera como una caceria de patos, solo hay que esperar la temporada y todo es permitido.
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Elena Variette (Sangre y amor)
Science FictionDe repente me encontraba ahí entre esos dos hombres con armas apuntando directamente a mi cabeza, sentía su respiración y hasta podía percibir el olor que sus cuerpos habían desprendido durante esa brutal pelea, cuando de pronto escuche un estruendo...