Abismo

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Basado en la canción "Spring" del álbum "Rosenrot" de la banda alemana Rammstein

Después de recorrer muchos países y contemplar maravillas artísticas y arquitectónicas, llegue a un pequeño pueblo de Europa del este que parecía perdido en el tiempo, todas las casas estaban hechas muy rústicamente y las calles de rocas. Se podían contemplar muy pocos autos y los que había eran simplemente para llevar cargas pesadas, del resto la gente se transportaba a pie o caballo. Las ciudades así son las que me parecen más hermosas, conservadoras de sus tradiciones y forma de vida, no por ello tienen que estar atrasados en mentalidad, al contrario me parece que alberga gente humilde y de valores incomparables, no consumidos por la avaricia del dinero, ni el materialismo.

Paseando por la zona me percaté de que tampoco poseían muchos artefactos modernos, en ninguna casa logre ver u oír el sonido de una televisión, ni de una radio y los faroles de las calles eran muy antiguos. Yo seguía encantado con el pueblo pues era una pintura hecha realidad, pareciera que este sitio fue la inspiración de esos típicos cuadros de paisajes que colgamos en nuestras casas por el simple hecho de que son bonitos sin realmente saber siquiera si el sitio es real. Era una combinación perfecta entre historia, cultura y naturaleza, un verdadero deleite para los poetas, escritores o artistas, yo siendo nada de esto me produjo muchas sensaciones y ganas de involucrarme con este simple pero complejo mundo.

Se acercaba el atardecer y yo como típico turista poseía una cámara más pesada de lo que mi cuello podía soportar y me moría de ganas de buscar el punto más alto para tomar una foto de la ciudad junto a los arboles del alrededor, en el momento exacto en que es bañado por las luces del atardecer. Miré en mi entorno y vislumbre un enorme puente, a toda prisa fui a dirección del puente y una vez en la cima, para mi suerte se podía ver todo el pueblo y los bosques que lo rodeaban. Este era un puente igualmente muy antiguo, hecho de piedras, bastante alto y sin barandas sino muchas rocas puestas unas sobre otras para que funcionen como la misma. Para poder obtener una mejor vista de los elementos que pretendía capturar, me senté al borde de la baranda de rocas con las piernas guindando para obtener mayor estabilidad en la captura. Pasada la hora exacta pude tomar la foto cumpliendo con todas las exigencias que quería, contemplé el sol ocultarse, miré la foto y un enorme sentimiento de alegría creció en mí, ansiaba muchísimo que alguien la viera y ¿Quién sabe? A lo mejor hasta me puedo dedicar a la fotografía.

Dispuesto a bajarme, me extrañó ver que bajo mis pies se formaba una aglomeración de los pueblerinos, mirando atentos a mi dirección, escrute el cielo buscando la causa de todas aquellas miradas y al no notar nada fuera de lo normal deduje que la atención era yo. El frio aire nocturno fue interrumpido por el grito de una mujer diciendo: "va a saltar" y acto seguido la multitud exploto en murmullos y aunque grité al punto de dejar vacíos mis pulmones, la gente no me escuchaba. Hubo un momento en que la gente noto que me había parado y se callaron esperando a que hiciera algo, yo simplemente con la voz un tanto elevada para que todos me pudiesen escuchar dije "tranquila pacifica gente de este majestuoso pueblo, no pienso saltar, simplemente estaba tomando una foto desde las alturas de su magnífica aldea" la multitud quedo en silencio y entre ellos una voz gritó: "¡Que salte!" Y el resto de la gente se sumó a ese grito.

Quedé perplejo, la gente que se veía tan inocente y hace unos minutos estaba preocupada por mi ahora gritaban a coro que saltara, no lo podía entender, me volteé para ponerme en una zona segura y me sobresalté al notar que el puente estaba repleto de más pueblerinos impidiendo que me bajase y alentando a que saltara. No tenía más opción que volver a mi puesto de fotografía, sintiendo el frio de la tenebrosa noche, miré la elevada altura que me apartaba de la seguridad de la tierra firme y escuché como la multitud gritaba emocionada "¡salta! ¡salta! ¡hazte nada!" el cielo estaba limpio, como lienzo esperando a ser manchado con mi sangre, no había ni una sola estrella, solo la inmensa luna llena brillando solo para mí, como incitándome a saltar, mire nuevamente el suelo y de todas las maneras parecía una caída mortal, ¿Cómo escaparé de esta? ¿Cómo gente que se veía tan humilde se puede convertir en este monstruo en masa incitando a una persona a acabar con su propia vida? Hay muchos psicólogos que aseguran que la maldad existe en cada uno de nosotros, la necesidad de ver tragedias y ver gente muriendo está dentro de todos nosotros. Es por eso que hoy en día las películas son tan violentas y detalladas, es por eso que en internet es tan fácil conseguir material violento, solo para que la bestia dentro de nosotros no se manifieste en masa y caigamos en otro capítulo negro en la historia. Tomando en cuenta todo esto me pareció entendible el por qué, esta gente que no está familiarizada con la tecnología tiene esa necesidad de violencia, desafortunadamente fui su objeto de morbo.

No pude resistir la presión y rompí a llorar, grite que no quería saltar, que adoraba mi vida, que tengo muchos planes y hasta una prometida, que olvidaran el instinto animal y pensaran en la moral. La gente gritaba cada vez más alto y con más emoción: "¡salta! ¡salta! ¡Muéstranos tus entrañas!" estaba aterrado no sabía qué hacer, detrás de mí una voz gruesa empezó a susurrarme al oído "hijo, sabemos que tienes miedo, pero tuviste que tomar en cuenta que a donde vayas debes imitar lo que hace la mayoría, ahora yaces atrapado en nuestro territorio y solo hay una salida, deja de humillarte a ti mismo y haznos sentir orgullosos" con la cara llena de lágrimas y apenas pudiendo hablar le contesté: "no quiero saltar, solo quiero irme a casa" a lo que respondió: "que pena... pues nunca te olvidaremos, gracias por el entretenimiento" acto seguido sentí una pesada y gran mano impactarse contra mi espalda y caí en cámara lenta hacia el vacío, hacia mi final, el viento de la noche estaba más frío que nunca y todo me pareció un sueño. Tuve tiempo de pensar en todo, en lo que había pasado, en qué hice mal, en que pensaran mis conocidos cuando se enteren que morí, en cómo se difundirá la noticia de que morí. Los gritos cesaron y mientras caía vi en la cara de la multitud un placer mórbido, una emoción de contemplar que sucederá una vez que mi cuerpo impacte el suelo. Me sentí mal al ser solo un recuerdo más de una tragedia, al ser otro caso sin resolver archivado en alguna central de policía. Pero al mismo tiempo me sentí bien, pues con mi tragedia, una vez más y no sé por cuanto tiempo será domado la bestia de la sociedad. 

AbismoWhere stories live. Discover now