Y tomó un gatito más de aquella canasta, el último de la camada. Un total de ocho o nueve pequeños mininos ocupaban sus brazos. Uno que dos rasguños cubrían sus manos y más de mil pelos se pegaban a su ropa, sin embargo cada uno de esos pequeños sacrificios valían la pena. Los sostuvo con más fuerza temiendo que se cayeran o que escaparan y comenzó a caminar. A su alrededor muchos chicos y chicas se encontraban en las tiendas comprando dulces, joyas, flores y otras cosas, pero Jyushimatsu pensó que su regalo era mucho mejor.
Se detuvo en un callejón en el que escuchó un ruido, pensó que podría ser otro gatito para aquel regalo especial, pero cuando se adentró descubrió que había unas personas dentro. Un chica rubia de tez morena estaba junto a otra de cabello largo color negro, con delicadeza le estaba colocando un collar en el que resaltaba una gema morada en forma de cabecita gatuna. Intentó irse rápidamente, pero no pudo evitar ver como ambas se abrazaban, sin embargo contrario a darle envidia le generó una sensación cálida en el pecho. Así continuó caminando, la sensación de tener a alguien en un día como ese cambiaba mucho su perspectiva de lo que el Día Blanco significaba.
Cuando entró a su casa lo primero que vio fue a Karamatsu sentado en el pórtico de la casa posando frente a un espejo con unos lentes similares a los de siempre solo que estos tenían un marco color azul, junto a ellos estaba una cajita de regalo color verde. Siguió adentrándose a su hogar y se encontró con Todomatsu quien parecía hablar solo y darse elogios, el menor de los sixtillizos tenía un ramo de flores y se estaba tomando fotos a sí mismo, RARO, fue lo que pensó el quinto hermano y siguió caminando. Uno de los gatitos bajó de sus brazos y corrió a la cocina, por lo que tuvo que seguirlo. Dentro de la cocina una escena bizarra tenía lugar, Choromatsu se encontraba apoyado en el hombro del mayor de los seis mientras observaba con fascinación un peluche de su idol favorita y de rato en rato repetía un "Gracias oniichan". Osomatsu lo había rodeado con uno de sus brazos y leía una revista para adultos que tenía un lazo morado en una de las esquinas.
Jyushimatsu entre confundido y asustado cargó al pequeño animalito, que maulló suavemente cuando fue levantado, y luego caminó en dirección al patio de la casa.
En el patio se encontraba aquel al que buscaba, sus mejillas se sonrojaron un poco y cuando volteó puso en sus manos aquellas pequeñas criaturitas. Los gatitos rápidamente se aferraron a la polera morada de Ichimatsu. Él tenía una mirada de sorpresa pero luego la suavizó. El mayor tomó una de las manos del quinto hermano y ambos se miraron fijamente, sus dedos se enredaron en los del otro y a pesar de saber que sus hermanos estaban a una sola habitación ambos juntaron sus labios.
-Nissan, en esta vida de nini sin cambios, es un alivio tener a alguien como tú.- Dijo el de amarillo y el otro solo agradeció mientras acariciaba a uno de los pequeños animales. Ichimatsu se apoyó a su lado y ambos se quedaron mirando a los gatitos caminar tambaleantes.
Tal vez en esa vida de ninis sin cambios solo había una constante a la que podían aferrarse. Una a la que se volvía necesario aferrarse con uñas y dientes, una de la que nunca deseaban separarse. Y esa única constante era su amor.
A unos pocos metros de su burbuja de felicidad se encontraba Matsuyo quien los observaba boquiabierta desde una de las rendijas de la puerta que daba al patio. La pobre mujer cayó al suelo sobre sus propias rodillas sin poder explicarse lo que acababa de ver. No les diría nada, pero definitivamente estaba preocupada por sus hijos y aún más por su propia salud mental.
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Algo muy pequeño, pero escrito con mucho afecto a mi otp. Feliz día Blanco 💛💜
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Un ramo de gatos
FanfictionUn one-shot escrito por el Suujimatsu White Day! 114 - 141. Por que el amor merece ser correspondido 💛💜