1. Mirar.

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YoonGi estaba sorprendido, jamás había visto un chico tan lindo, pensó que era de aquellos típicos crushes que mirabas sólo una vez en la vida.
Y a pesar de que Min fuese un obstinado de lo peor, se resignó a no volver a verle.

YoonGi trabajaba en un pequeño restaurante-bar que se hallaba justo del otro lado de la calle de la cafetería.
Entre semana nunca tenían gente pero, los fines de semana eran excesivamente pesados, abrían diario.

Ese jueves en particular estaba poco transitado, muy aburrido e incluso un poco frío. En lo que iba del día sólo habían tenido un cliente, el cual compró porque quería usar el sanitario.
YoonGi estaba sentado en una de las mesas, escuchando un poco de música y haciéndose tonto realmente. Algo en su pecho le hizo elevar la mirada y ahí estaba, el pequeño chico de la vez pasada, bebiendo su frappé de color lila. Le observó marcharse inmediatamente y se levantó enseguida, saliendo del local para ver como la pequeña mata de cabellos rosados desaparecía. Soltó un suspiro y agitó su cabeza, tratando de disuadir aquél pensamiento. Llegó un grupo de chicos y tomaron una mesa para después pedir algunas ensaladas, YoonGi les tomó la orden y les cobró, para darle la comanda a Jin, quien alegre comenzó a preparar los alimentos.
El pelinegro se quedó detrás de la barra, escuchando sin querer la conversación de los recién llegados, enterándose de que acababan de salir de la preparatoria; no tenía idea de que un colegio estuviese cerca de ahí. Se sintió tonto y ladeó la cabeza; ¿a caso el chico lindo de cabellos rosa iba en ese colegio? Se veía pequeño, 16 años como mínimo.

La campanilla le sacó del trance y algo malhumorado por las ordenes de Jin, tomó los alimentos para ir y colocarlos en la mesa. Estaba por retirarse cuando uno de esos chicos le detuvo. —"Disculpa, el bar es genial. ¿Lo alquilan para hacer eventos? Nos gustaría mucho venir con todos nuestros amigos y demás."— Un chico castaño le cuestionó, a lo que YoonGi respondió que sí, mientras su consumo fuera alto, no les cobrarían la estancia. El muchacho le agradeció y fue nuevamente a su barra.

(...)

Al día siguiente, las cosas comenzaron a moverse más después del mediodía. Comenzó a servir unos cuantos tragos, antes de salir a dejar las cartas a las personas que habían ocupado las mesas que daban a la calle y de nuevo, ahí estaba; con su llamativo cabello y unas gafas de sol, que raro, no había mucha luz solar.
Le siguió con la mirada, siendo interrumpido por una clienta, rodó los ojos y les tomó la orden, mientras Hoseok cobraba. Quería volver a ver al chico, aquello se estaba volviendo personal.
—Hobi... Hobi. Hay un chico que me atrae... No le conozco pero, es muy hermoso.— El pelinegro se colgó de la barra, viendo a su amigo con una extraña sonrisa.
—Bien, dame un segundo, se van a desocupar tres mesas, cuando eso pase regresa y hablamos.— 

Pasó poco tiempo, las gente que estaba dentro comenzaba a irse, había pasado ya un rato y echó un vistazo a la cafetería, ya no estaba. Suspiró cansado y regresó a donde Hobi, quien le miraba desaprobatoriamente.

  —¿Qué?, ¿Qué pasa? —  YoonGi no estaba ya de buen humor, su bonito niño se había ido nuevamente. Hobi salió de la barra y se quedó mirándolo, no creía muy factible decirle lo que sabía o el pelinegro se volvería loco, de igual manera, no iba a soportarlo y terminaría por decirle. Tomó sus hombros y trató de calmarlo.  —Bien, lo que te voy a decir tal vez modifique tu carácter del demonio y... bueno. Ese chico ha estado pasando desde hace un mes. —  YoonGi le miró mal, no iba a tolerar las estúpidas bromas del otro.   — Oye, no me mires así, es verdad... Bajo, pachoncito, cabellos rosa y siempre sale con un vaso lila de esa cafetería...

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⏰ Última actualización: Mar 14, 2018 ⏰

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»Cotton Candy Flavor. [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora