-¿Quieres venir?-Alice Parrie me mira desde arriba, y sonríe. Es la hora del almuerzo y estoy sentada bajo a un árbol, sola, absorta en un libro.
-¿Perdón?- Me protejo los ojos de sol y alzo la mirada-. ¿Adonde?
Alice me da un trozo de papel.
Lo cojo y lo leo. Es una fotocopia en colores brillantes de una invitación para la fiesta de cumpleaños de Alice. Cumple dieciocho. ¡Corre la voz! ¡Tráete a tus amigos!, leo. ¡Champán gratis! ¡Comida gratis! Sólo alguien tan popular y tan segura de sí misma como Alice puede ofrecer una invitación así; cualquiera más normal se sentiría como si estuviera rogando a la gente que fuera a su fiesta. ¿Por qué me invita a mí?, me pregunto. Conozco a Alice, todo el mundo conoce a Alice, pero nunca había hablado con ella hasta ahora. Es una de esas chicas: guapa, popular, imposible de olvidar.
Sostengo la invitación en mi mano y asiento.
-Lo intentaré. Pinta divertido- miento.
Alice me mira durante unos segundos. Suspira y se deja caer a mi lado, tan cerca que su rodilla presiona la mía con fuerza.
-No vendrás- dice ella sonriendo abiertamente.
-Probablemente no.
-Pero yo quiero que vengas, Katherine- dice ella-. Realmente significaría mucho para mí.
Me sorprende que Alice sepa mi nombre, pero es aún más sorprendente- de hecho, bastante increíble- que quiera que yo vaya a su fiesta. En el instituto Drummond High soy casi una desconocida, y no tengo amigos íntimos. Voy y vengo discretamente, sola, y me dedico sólo a estudiar. Evito llamar la atención. Lo hago bastante bien, pero mis notas no son excepcionales. No hago deporte, no formo parte de ningún club. Y aunque sé que no puedo seguir así para siempre- viviendo mi existencia entera como una sombra- por ahora me va bien. Me escondo, lo sé, soy una cobarde, pero en estos momentos necesito ser invisible, ser el tipo de persona que no despierta la curiosidad. Así nadie tiene que saber quién soy realmente, o qué es lo que me pasó.
Cierro el libro y empiezo a guardar mis cosas del almuerzo.
-Espera- Alice me pone la mano en la rodilla. La miro tan fríamente como puedo y ella la retira-. En serio. Me gustaría mucho que vinieras, de verdad. Y creo que lo que le dijiste a Dan la semana pasada fue fantástico. A mí me encantaría poder decir cosas así, pero no sé hacerlo. No soy lo suficientemente rápida. Sabes, yo nunca había visto así los sentimientos de esa mujer. No hasta que se lo dijiste a Dan. Quiero decir, estuviste genial, lo que le dijiste estuvo muy bien, y le demostraste lo idiota que es.
Enseguida se a qué se refiere Alice: a la única vez que he bajado la guardia, olvidándome de mi misma por un momento. Porque ya no suelo enfrentarme a las personas. Hago un verdadero esfuerzo a diario por evitarlo. Pero la manera en que Dan Johnson y sus amigos se habían comportado dos semanas atrás me molestó tanto que no pude aguantarme. Vino una oradora para hablarnos sobre la planificación de nuestras carreras y de la admisión en la Universidad. Es cierto que el discurso era aburrido, habíamos oído aquello millones de veces antes y la mujer estaba nerviosa y balbuceaba y vacilaba y hablaba de un modo confuso, dando vueltas a lo que decía, y la cosa empeoró aún más cuando la multitud empezó a hacer ruido y a inquietarse. Dan Johnson y su espeluznante grupo de amigotes se aprovecharon de ella. Fueron tan crueles y premeditadamente perversos que la mujer se fue humillada, hecha un mar de lágrimas.Cuando acabo todo, yo estaba detrás de Dan en el pasillo y le di un golpecito en el hombro.
Dan se volvió con aires de superioridad, esperando recibir algún tipo de aprobación por su conducta.
-¿Se te ha ocurrido pensar?- empecé en un tono de voz sorprendemente duro, cargado de ira- en todo el daño que le has hecho a esa mujer? Esta es su vida, Daniel, su carrera, su reputación profesional. Has estado patético, tu escenita para llamar la atención ha sido toda una humillación para ella. Lo siento por ti, Daniel, en tu interior debes de ser muy triste y pequeño si sientes la necesidad de maltratar así a alguien, alguien a quien ni siquiera conoces.
-Estuviste increible- continuo Alice-. Y te lo digo sinceramente, me dejaste absolutamente sorprendida. Quiero decir, creo que todos nos sorprendimos. Nadie le habla así a Dan. –Negó con la cabeza-. Nadie.
Bueno, yo si lo hice. Pero creo que también me hablo así a mí misma. Al menos, mi yo real lo hace.
-Fue admirable. Valiente.
Y esa es la palabra que lo provoca: <<Valiente>>. Necesito ser valiente. Necesito que la cobardía que hay en mi sea borrada, vencida y destruida, porque no puedo soportarla más.
Me levanto y me echo el bolso al hombro.
-De acuerdo- digo sorprendiéndome a mí misma-. De acuerdo, vendré.
ESTÁS LEYENDO
Bella malicia
Teen FictionSidney, Australia. Alice es capaz de hacer que Katherine se sienta única en el mundo. Alice tiene un poder de atracción irresistible que, en vez de generar envidia o celos en sus amigas, inspira deseo de parecerse a ella, ganas de compartir su tiemp...