15. Hey, pequeño!

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Han pasado varios días desde que aquél peli-negro ya no me ha dejado alguna carta en mi casillero. No puedo creer todo lo que pasó en estos días que el oji-miel me había estado observando.

Desde aquél día en el que chico dejó de ir a la escuela, desde aquél día en el chico dejó de comer, de respirar, de reír, sentí como todo el mundo cayó sobre mí.

Aquél chico de pestañas enormes del que estaba perdidamente enamorado, ya no vivía. Muchos me decían "él no está muerto, mientras tú lo recuerdes", intento mentalizarme eso todos los días. Pero no puedo, no puedo pensar en él sin que no suelte lágrimas. Fue cuando Alan me pidió que fuéramos novios, y acepté para olvidar a Jos, pero era imposible. Canela se había llevado un trozo de mi corazón consigo, y ya no iba a poder recuperarlo.

Cuando la señora Canela me llamó llorando, supuse que todo estaba mal, le pregunté que qué era lo que sucedía, y me respondió que su hijo se había cortado las venas y no había sobrevivido, mi corazón se rompió en mil pedazos.

Cuando fui al velorio del peli-negro, todos estaban llorando. ¿Cómo un chico que aparentaba ser feliz podía estar aguantando tantos demonios que lo atormentaban por dentro? Los compañeros que lo insultaban en vida, seguían diciendo cosas como: " que cobarde" "sólo quiso llamar la atención" claro, lo más típico que una persona haría, llamar la atención causando su propia muerte. Lógico. Cuando todas las personas se retiraron del cementerio, me acerqué a la tumba de Jos, acaricié la lápida y susurré: "te extrañaré demasiado" y me fui.

Ahora, que Jos dejó de mandarme cartas, no puedo evitar querer estar con él. Lo extraño. Estaré muy pronto con él cueste lo que cueste, porque yo lo amo.

Mamá, lo siento por lo que haré, pero necesito estar con él, lo amo y debes estar feliz, siempre me dijiste "persigue lo que te hace feliz" y es lo que haré.

Papá, gracias por todo el tiempo que dedicaste en enseñarme a tocar el piano. Te lo agradezco de corazón, ahora estaré tocando el piano frente a miles de personas en el cielo.

Hermanos, les prometo que saludaré de Martín de su parte. Braulio, te puedes quedar con mi recámara.

Adiós a todos. Los cuidaré siempre. Hasta pronto.

-A.V

Narrador Omnisciente...

Alonso dejó la carta doblada en la mesa de noche, se tomó varios frascos de pastillas para dormir. Se recostó en la cama y tomó la carta con sus manos, apretándola contra su pecho. Suspiró, sonrió, y cerró los ojos. Lentamente, dejó de respirar, su cuerpo se puso helado.

Al día siguiente...

---Cariño, háblale a tu hermano. Ya está listo el desayuno ---dijo Columba.

---Ya voy, mami ---dijo Braulio y dejó sus carritos en el suelo.

Braulio se levantó del suelo y fue brincando hasta la recámara de su hermano. Tocó tres veces la puerta.

---Alón, mamá dice que ya está listo el desayuno ---dijo Braulio.

El pequeño niño no recibió respuesta de la parte de adentro de la habitación.

---Alonso, voy a entrar ---dijo y abrió la puerta.

Caminó hasta la cama en la que se encontraba su hermano y vio que estaba dormido.

---Alonso, ya despierta. Ya es bien tarde, no llegarás a tiempo a la escuela ---dijo Braulio ---no te hagas el dormido y ya ven a desayunar ---no recibió respuesta.

Braulio bajó corriendo al primer piso y se encontró con su mamá.

---Mami, Alonso no despierta ---dijo.

Columba preocupada subió corriendo a la habitación de Alonso y se encontró con su hijo acostado en su cama.

La madre del peli-rojo abrazó con fuerza a Alonso. El señor Villalpando también subió a la habitación, porque Braulio le dijo a su padre que su madre estaba llorando porque su hermano no despertaba. Martino llamó a la ambulancia y ésta rápidamente llegó.

1 mes después...

Ahora, Jos y Alonso estaban cuidando a sus familiares de cualquier peligro como lo prometieron. Pero lo más importante, estaban juntos, y nadie los separaría jamás.

Hey, pequeño! (j.v) | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora