No podía escribir, me temblaban las manos, últimamente muchas cosas habían cambiado, el cambio de casa estaba siendo horrible, pero al parecer yo era la única persona afectada, cada día estaba más nervioso e irritable.
Mi madre pregunta cómo va mi día, le contesto de manera seca para poder salir rápidamente de la conversación en la cual no quería estar, cuando se va de la habitación tomo un viejo libro que tenía, que jamás me animé a leer. Era un libro de terror, el cual narraba una historia que trataba muy bien los sentimientos de locura y rabia. Esa misma tarde lo terminé y me fui a dormir, temía que aquel relato afectara en mi manera de escribir, ya que una de las cosas más importantes de un escritor es tener su propia narrativa; muchas veces la mía se veía afectada por leer libros.
Inconscientemente se copia la narrativa, y puede llevar a un burdo plagio que nunca podrá ver la luz del día.
Al despertar tomé mi libreta y mi lápiz, tenía la mente turbia, seguía sin poder escribir, en eso entra mi hermano pequeño a preguntar una estupidez sobre su tarea, tomo su cuaderno y lo lanzo por la ventana, le digo que no me moleste, y si se atreve a venir de nuevo, será el quien salga por la ventana, se va corriendo mientras llora, llegó mi madre a preguntar que pasaba, la ignoré y le cambié el tema, me quejaba del tabaco que crecía en el patio, era de un sabor demasiado amargo, aparte de la poca calidad, me responde que no hay dinero para plantar otro, menos para comprar la cosecha, salgo un momento de la casa para poder pensar mejor, odiaba el ambiente de ese lugar. A lo lejos se ven unos niños jugar, como odiaba esas risas tan agudas, y esa felicidad implacable, en eso uno patea mal la pelota y llega a donde estaba parado, me la piden con una sonrisa, lo peor que pudieron haber hecho, tomo la pelota y un pedazo de metal que estaba tirado, la rasgo contra una pared de la casa que daba hacia mi habitación, no contento con eso tomo mi encendedor y la quemo junto a unos secos pastizales. Cierro el libro de terror y me digo a mi mismo "quién podría ser tan malo con unos simples niños", tomo un cigarrillo y pienso en lo que acababa de leer, se me vine una idea un poco descabellada, combinada con el mal sabor del tabaco la llevo a cabo, en el libro se menciona una plantación de tabaco de poca calidad, igual que la que yo tenía, me viene un flash back de cuando conocí al anterior dueño de la casa, me vio fumando y empezó a hablarme de plantas de tabaco, mientras me mostraba la plantación de la casa, ese día antes de irse y entregar la casa me dijo que si me aburría un día podía encontrar su reserva personal escondida en los alrededores, nunca le hice caso, no me pareció cuerdo hacerle caso a una persona con media botella de vodka en la mano y con un acento eslavo muy marcado. Me quedé mirando fijamente a una pared que tenía sobre saliente una tabla, salí al patio y tome una vieja herramienta para cortar el pasto, entró a mi habitación y doy el primer golpe, se rompe el mango quedando solo la pieza metálica, la tome con un guante que tenía y empiezo a lanzar golpes a la pared, cuando la madera se rompe logro ver una caja, la tomo con cuidado y la abro en mi escritorio, adentro habían 57 cigarrillos armados, una bolsa con un kilogramo de tabaco aproximadamente, una botella de vodka nueva junto a una nota, la nota describía el sabor del tabaco, me llamó la atención la perfecta caligrafía y ortografía de la nota, ¿Cómo alguien que pasaba la mitad de la semana borracho con las manos temblorosas podía escribir así? Probé un cigarrillo, era maravilloso, un sabor que nunca había probado, tomé enseguida mi libreta y el lápiz, tampoco podía escribir, me sentí como un fracasado, salí de mi habitación para hablar con mi madre, aunque sea con mi hermano, ninguno estaba en la casa.
Entré a mi habitación y vi el libro de terror, decidí leer un poco más.
Cuando la pelota de cuero terminó de arder sentí algo caliente en mi mano, al mirar me doy cuenta de que tenía un herida profunda, un sentimiento de cólera me invade, me giro hacía los niños que seguían mirando, tomo a uno del cuello con la mano derecha, pongo mi mano ensangrentada en su cara y le digo que si se vuelven a acercar a mí, la herida estará en su cuello, tomo el trozo de metal y le hago un corte en el brazo, se van corriendo mientras gritan, creo que jamás me había sentido tan bien.
Cierro nuevamente el libro, dejándome el mismo sabor amargo de maldad y locura. Tomo otro cigarrillo y pruebo el vodka, se sentía como beber fuego, dejé la botella de lado e intenté escribir, al ver nuevamente que no podía, la frustración se apoderó de mí, tensé tanto la mano que rompí el lápiz, sentí como un río de odio salió de mí, disminuyendo considerablemente su caudal. Tomo la botella de vodka y empiezo a beber desde la misma, al cabo de unos segundos caigo directamente al piso. Al despertar me sentí apaleado por Jesús, me levanto con bastante dificultad, me dirijo al baño para verme al espejo, sentí como si me apuñalaran la mano, la miro y veo una herida profunda, como si me lo hubiera hecho en una fábrica de cuchillos, no le tomé más importancia, salgo a la sala común a ver si mi madre me podría ayudar a vendarla pero me encontraba solo nuevamente. Decidí seguir leyendo el libro.
En ese mismo instante mi madre sale de la casa para darme un sermón, me dijo que estuvo horrible lo que hice con los niños, me llegó una rabia que hubiera cortado de golpe la felicidad que estaba sintiendo, tomé la pieza metálica y se la clavé en lo profundo de su pulmón derecho, me recorrió el miedo, pero este inmediatamente se convirtió en éxtasis, entro con el cuerpo a la casa, lo dejo en la cocina y me dirijo a la habitación de mi hermano, lo veo dormir, le tomo la cabeza y llevo arrastrando hasta la cocina, le hago ver el cuerpo de su madre, y antes de que pudiera llorar le corto la garganta, llevo a ambos al ático.
Cerré el libro de golpe, el corazón me palpitaba como nunca lo había hecho, un escalofrío recorre lo profundo de mi alma, salí de la casa y me senté en la entrada a esperar la llegada de mi madre y mi hermano, lo más probable es que fuesen al pueblo a comprar para la comida. Me despierto con dolor de cabeza, en la misma posición en la que me había dormido, entro a la casa para ver si han llegado, aún no hay nadie, al intentar prepararme algo para comer me doy cuenta que toda la comida está podrida, salgo al patio un momento para poder despejarme, al acercar mi encendedor al cigarrillo me golpea un olor putrefacto, entro de inmediato a la casa para sacar la bolsa con comida podrida, pero ya la había sacado, limpio toda la cocina para ver si así se va el olor, pero éste no venía de la cocina, bajo al sótano para ver si algún animal se había quedado atrapado, al ir bajando las escaleras veo 2 siluetas en la obscuridad, prendí la luz con temor. Las 2 siluetas se convierten en mi más grande pesadilla, allí estaban, mi única familia colgando de un gancho como animales de matadero.
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Tabaco
HorrorEn la profundad de la lectura y el actuar inconsciente, se encuentra la verdadera historia de terror.