Prólogo

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Una sombra se deslizó por las montañas congeladas moviéndose, probablemente, demasiado rápido para ser emitida por algo de esta Tierra. Siendo que en realidad no estaba pegada a nada era un signo seguro de qué era y hacia dónde se dirigía. Y eso era directo a Dawson Black.
¡Oh, gomitas goodie(1)!
Arum.
Solo pensar en el nombre llenó de un sabor metálico la parte de atrás de su boca. El maldito había llegado como un drogadicto después de su arreglo favorito. Ellos siempre viajaban de a cuatro, y uno de ellos ya había sido asesinado la noche anterior, lo que dejaba tres más de los grasientos (resbaladizos) bastardos por ahí sueltos—y uno venía directamente hacia él.
Dawson se puso de pie y estiró sus músculos, luego cepilló los copos de nieve de sus vaqueros. El Arum había llegado demasiado cerca de su casa esta vez. Las rocas estaban supuestamente para protegerlos, para deshacerse de las únicas longitudes de onda que los separaba de los humanos, pero el Arum los había encontrado. Se encontraba tan cerca como la distancia de un campo de fútbol americano de la única cosa por la que daría su vida para proteger sin dudarlo ni un segundo. Sí, al diablo.
Algo tenía que hacerse. Y ese algo era llevarse dos de los tres, lo que significaba que el restante iba a estar un poco molesto. ¿Querían jugar? Lo
que sea. Adelante.
Tomando unos pasos fuera del claro, dio la bienvenida al viento cortante que apartó el cabello de su frente. Esto le recordaba haber estado en la cima de Seneca Rocks, mirando hacia el valle. Siempre hacia frío como la mierda allí.
Sus ojos se estrecharon, comenzó a contar hasta diez. Cuando llegó al cinco, cerró los ojos y se quitó su piel humana, remplazándola por puro poder, una luz que pulsaba con ese brillo luminoso de color azul. Liberarse de su forma humana era como quitarse ropa demasiado ajustada y correr desnudo. Libertad, no verdadera libertad, porque Dios sabía que no eran realmente libres, pero esto era lo más cercano a ello.
En el momento que lo alcanzó, el Arum apareció en la cima de la
montaña, acelerando hacia él como una bala directo al cerebro. Esperando hasta el último segundo, se lanzó hacia un lado y giró, tirando del poder de su enemigo. No era de extrañar. La cosa era como una bomba nuclear dentro de una botella. Lo arrojó y lo vio retumbar.
Lanzó un gran rayo de su poder al Arum, golpeando lo que parecía ser su hombro. En su verdadera forma, el Arum no era nada más que espesas
sombras de las que se filtraban aceitosos brazos y piernas, pero el asalto de energía se conectaba con algo.
El impacto hizo girar sobre sí mismo al Arum y mientras regresaba, algo de color negro y resbaladizo se lanzó hacia Dawson. Esquivó el proyectil. Lo que ellos tenían no era, ni de cerca, tan poderoso. Más como napalm(2). Quemaba como la mierda, pero le tomaría mucho más que esos golpes
derribar a un Luxen. Obviamente, esa era la forma de matar de un Arum.
Ríndete, jovencito, el Arum se burló, levantándose en el cielo oscuro. No puedes derrotarme. Te prometo que será indoloro.
Dawson puso sus ojos en blanco internamente. Seguro que el Arum lo haría tan doloroso como comerse la última porción de helado de la casa
mientras miraba a su hermana.
Lanzándose a través del claro, él envió rayo tras rayo de su poder hacia el Arum. Golpeando y desapareciendo. Esa maldita cosa se mantenía en los árboles, el camuflaje perfecto.
Bueno, él tenía un plan para eso.
Levantando los brazos encerrados en luz, sonrió mientras los árboles comenzaban a sacudirse. Un imponente gruñido resonó por todo el valle, y luego los árboles salieron volando en pedazos del suelo. Disparando directo al cielo, grandes cúmulos de tierra que colgaban de sus raíces gruesas como serpientes. Abriendo sus brazos, los árboles volaron de regreso, revelándose contra la maldita rata.
Te tengo, le devolvió el golpe.
Dejó salir otra parte de energía que se desplazó a través del espacio entre ellos, golpeando al Arum en el pecho.
Cayendo del cielo como un torpedo, el Arum giró hacia el suelo, yendo y viniendo de su verdadera forma. Dawson alcanzó a vislumbrar los pantalones de cuero y rió. Esta débil excusa de Un-Enemigo-Se-Vestía-Como-Los-Village-People(3).
Aterrizando sobre unos montículos de tierra a unos metros de distancia, se convulsionó un par de segundos hasta quedarse quieto. En su verdadera forma, la cosa era enorme. Casi tres metros de altura y con la forma de The Blob(4). Y... olía como a ¿metal? Frío y afilado metal. Raro.
Dawson flotó sobre el desastre cubierto de alquitrán para comprobar que estaba realmente muerto antes de volver a casa. Era tarde. La escuela
era temprano.
El Arum se levantó. Te tengo.
Y hombre, recibió lo que se merecía.
Una fracción de segundo más tarde, el Arum estaba sobre él como un orangután. Cristo. Por un momento, Dawson perdió su forma y estaba de
vuelta en sus jean usados y su suéter. Hebras negras con forma de manos
oscurecieron sus ojos, mientras la sombra se deslizaba sobre la tierra a un ritmo alarmante. Tentáculos resbalosos lo alcanzaron, arqueándose en el aire como cobras, luego lo atacaron, golpeando directo en su estómago.
Él gritó, por primera vez en su vida, realmente como un marica, pero
maldita sea, el Arum lo tenía.
Al igual que un fósforo tirado en una piscina de gasolina, el fuego se extendió por su cuerpo mientras el Arum lo drenaba. Su luz—su verdadera esencia—parpadeaba frenéticamente lanzando una luz de color azul blanquecino sobre las oscuras ramas de los árboles desnudos. No podía mantener su forma. Humano. Luxen. Humano. Luxen. El dolor... lo era todo, su ser completo. El Arum estaba tomando largas bocanadas, succionando el poder de Dawson directo hasta su centro.
Él estaba muriendo.
Muriendo en el suelo tan helado que la vida aún no había comenzado
a filtrarse de él otra vez. Muriendo antes de haber tenido alguna vez la
oportunidad de realmente ver este mundo humano y experimentarlo sin todas las reglas que le estorbaban. Muriendo incluso antes de conocer lo que el amor era en realidad. Cómo se sentía y cómo sabría.
Esto era tan jodidamente injusto.
Maldición, si él salía de aquí con vida, realmente iba a vivir. ¡Al diablo con eso! Él viviría.
Otra larga succión del Arum, y la espalda de Dawson se inclinó fuera del suelo. Sus ojos bien abiertos no veían nada... Luego una rápida y brillante luz que quemaba en un rojo blanquecino iluminó su mundo entero, disparando entre los árboles todavía de pie, viniendo hacia ellos más rápido que el sonido.
Hermano.
Echándose hacia atrás, el Arum trató de tomar su forma humana. Vulnerable como era en su verdadera forma, no tendría ni una oportunidad contra él. Ningún Arum la tendría.
Apuesto a que el Arum incluso debe saber el nombre de la luz, pensó
mientras éste gemía con miedo. Una seca y rasposa risa se cortó en la
garganta de Dawson. Su hermano amaría eso.
La luz blanca se estrelló contra la forma sombría, arrojando al Arum varios metros atrás. Los árboles se sacudieron y la tierra tembló, lanzándolo de un lado a otro como si fuera nada más que un montón de calcetines flojos. La luz tomó una postura de combate delante de él, protectora y lista para dar la vida por su familia.
Una serie de rayos de intensa luz dispararon sobre él, golpeando al Arum. Un lamento, un llanto agudo atravesó el cielo. Un sonido agonizante. Dios, él odiaba ese sonido. Y probablemente debería haber esperado escucharlo antes de que se aproximara el Arum, más temprano. Agua debajo del puente.
Desde que el drenaje había sido cortado, la sensibilidad fue regresando a sus miembros. Pinchazos de alfileres y agujas se extendían por sus piernas, sobre su pecho. Sentándose, su luz todavía parpadeaba. Por el rabillo del ojo, vio detrás de su hermano como el Arum se levantaba y tomaba su forma humana. Audaz. Descarado. Mataría al Arum con sus manos. Presumido.
Y lo hizo. Sacando un cuchillo hecho de obsidiana que lanzó él mismo
hacia el Arum, dijo algo en tono amenazante antes de empujar el filo en su estómago. Un murmullo cortó otro gemido.
A medida que el Arum se dividía en pedazos, en humo y sombras, Dawson se centró en quién era—en lo qué era. En los asuntos pendientes que no encontraba realmente allí en su verdadera forma. Se imaginó su
cuerpo humano. La forma que llegó a preferir por encima de la de Luxen y
con la que se había conectado de una manera que debería haberle dado
gran vergüenza, pero realmente nunca lo hizo.
—¿Dawson? —Su hermano lo llamó, girando a su alrededor, se precipitó a su lado—. ¿Estás bien, hombre?
—Jodidamente Bien.
—Cristo. No vuelvas a asustarme de esa forma otra vez. Pensé... — Daemon se interrumpió, arrastrando los dedos a través de su cabello—. Lo digo en serio. No vuelvas a asustarme de esa forma otra vez.
Dawson se puso de pie sin ayuda, manteniéndose sobre las rodillas
temblorosas y balanceándose un poco a la izquierda. Miró a los ojos que
eran idénticos a los suyos. Ninguna palabra necesitó ser dicha. Ningún
agradecimiento dado.
No cuando había más de ellos todavía allí afuera.





1-Sorpresa.
2-El napalm o gasolina gelatinosa es un combustible que produce una combustión más
duradera que la de la gasolina simple. Esta característica ha hecho que sea utilizado por
algunos ejércitos en varias guerras.
3-Village People fue una innovadora formación musical de estilo disco de finales de los años
70. Fue famosa tanto por sus peculiares disfraces, como por sus canciones pegadizas, con
letras sugerentes y llenas de dobles sentidos.
4-The Blob es un filme independiente estadounidense de Terror/ciencia ficción del año 1958
que presenta un gigantesco alíen similar a una Ameba que aterroriza la pequeña
comunidad de Downingtown, Pennsylvania.

Shadow #1  (Saga Lux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora