Salvaje.

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Esta historia se me ocurrió tras ver la imagen de la portada así que aquí está xD

Es el primer hard que escribo con temática gore por así decirlo, no quedé del todo satisfecha pero tan poco estoy decepcionada, es lo que hay xD

P.D: Si notan demasiados errores de dedo es porque tengo lastimada mi derecha y no puedo escribir tan bien con una sola mano en la computadora, a pesar de que soy zurda no me acomodo con ella sola, así que disculpas de antemano. 

~*~*~
Un año había pasado ya después de la tragedia de Midorijima. Toue logró hacerse de la isla y muy pronto llevaría sus ambiciones más lejos.

Aoba y el resto habían sido capturados con éxito. Clear, quien fue recuperado, volvió a su modo alpha. Mink regresó a la prisión siendo acompañado por Noiz y fueron sometidos a distintos experimentos convirtiéndose en sujetos de pruebas. Aoba por su parte había terminado por unirse a Toue; después de sentirse culpable por lo ocurrido, su otro "yo" tomó control de él, no le costó nada hacerlo ya que el peliazul estaba lo suficientemente mal como para hacer algo al respecto y no evitar aquello. Koujaku se dejó llevar por su ira en ese momento y acabó por convertirse en una especie de demonio que fue encerrado en una prisión debajo de la torre. Él sólo en su propia celda de hierro o era lo que en su escaso sentido de razón creía, pues a veces se escuchaban gruñidos que el no provocaba y es que no sabía que no fue el único en perder el control.

Al ser tomada la consciencia de Aoba, Ren no desapareció como se creía que iba a pasar, sino que se dividió separándose del azul como un ser aparte, con cuerpo y casi uso de razón propio, nadie se explicaba como fue posible aquello, cuando se dieron cuenta ya había pasado, aunque tampoco es como si hubieran tenido tiempo de asimilarlo, pues Ren apenas se vio libre comenzó a atacar a todo aquel que tuviera en frente, casi como un animal salvaje sin usó de razón, sólo con una sed de sangre que parecía no saciarse. Rápidamente lo sometieron con algunos tranquilizantes y cuerdas encerrándole en su propia celda aparte de la de Koujaku. De vez en cuando se paseaba de un lado a otro y rasguñaba la cadena que lo sujetaba del cuello.

Ese día en especifico estaba más inquieto que de costumbre. Hacía un año pasó exactamente lo mismo, su época de celo había llegado y aunque la última vez quien lo calmó fue Aoba, en esa ocasión el no estaba, así que no había nadie que tranquilizara el violento humor que Ren traía justo en ese momento. Gruñía, rasguñaba e intentaba a toda costa liberarse de su cadena; nadie se atrevía a acercarse por temor a ser víctima de sus garras.

 —Oye, ¿qué hacemos? —Preguntó un guardia a su compañero.

—Toue nos pidió que lo calmáramos pero...

—¿Le ponemos un tranquilizante?

—Eso sólo lo calmará un rato hasta que el efecto pase.

En eso un gruñido proveniente de la celda contigua los alertó. Ambos se asomaron encontrando a Koujaku sentado en un rincón del lugar con la mirada baja hasta que se sintió observado y levantó sus dorados orbes al par de hombres. Profirió un gruñido irritado por la presencia de terceros. Ambos guardias se miraron dudando de que tan buena idea era lo que estaban pensando.

—Si esto no funciona al menos se mataran entre sí —dijo uno de ellos sosteniendo la cadena de un somnoliento Ren pues le habían inyectado cierta dosis de tranquilizante para que no estuviera tan violento en lo que le cambiaban de celda. Aflojaron las esposas de un igualmente semiconsciente Koujaku; hecho eso ambos guardias se aseguraron de que la puerta de hierro estuviese bien cerrada y se fueron casi corriendo de ahí.

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