Prólogo

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Cuando recién conoces el amor todo es como un cuento de hadas, es magnífico, las primeras mariposas en el estómago, el primer beso, sentirse única en el mundo, sentir el cielo, es una nueva felicidad y no lo quieres soltar jamás.

Es ahí donde el cuento de hadas acaba.

La primera pelea

El primer llanto

La primera reconciliación

Está bien, no todo es arcoíris, no son malas las discusiones.

Sin embargo a algunos nos sucede más a menudo.

Más peleas.

Más llanto que risas.

Más reconciliaciones.

Vas dándote cuenta que ya no está bien y decides dejarlo ir, por ti, por el bienestar de ambos. Duele, por que fue tus primeras veces, fue tus mejores momentos, fue TODO en un momento. Pero hay que dejar y aceptar que tal vez aguarda algo mejor en un futuro para ambos, separados.

Sin embargo, algunos no.
Piensan que así es y que se puede mejorar en un futuro.

Ahora hay gritos.

Ahora hay mentiras.

Entonces el amor se envuelve en espinas y te niegas aceptarlo.
Te aferras tanto a ello y no eres capaz de soltarlo aún cuando la magia ha acabado.

No te das cuenta de que ya no es amor, sigues con la esperanza de que todo vuelva.
Te aferraste tanto a la idea de ese amor y sientes que no hay otro. Ese es tu primer amor, para ti eso es amor y no habrá otro que te haga sentir igual por que ya lo intentaste.

Nos olvidamos de quienes nos rodean, de quienes somos, sólo nos concentramos en volver a sentir mariposas en el estómago y repetirlo a cada momento cómo sea posible.

Esmeralda, una chica de 16 años se enamoró por primera vez del típico chico más conocido del colegio, no se confundan él no se enamoró de ella y fueron felices comiendo perdices.
Él la utilizó desde el primer momento que la vio, era perfecta para ser unos de sus juegos: tímida, delgada, bonita y lo más importante se percibía su debilidad con una sola mirada.
La agradaba mucho la chica que caía fácilmente a cada uno de sus juegos, a veces la aburría, a veces le divertía. Sin embargo le impresionaba que le creyera absolutamente todo. Toda chica cortaba con él por que descubrían sus engaños pero ella no, ella a pesar de saberlo seguía con él y lo mimaba mucho más que antes. Él decidió mantenerla por que alimentaba su ego, le hacía sentir importante cuando la veía llorar por él, y se sentía muy bien cuando la veía deprimida y mucho más aún cuando ella sonreía sólo con verlo.

El muy idiota decidió conservarla por tres años.

En el primer año Esmeralda perdió a sus amigos, perdió su dignidad, perdió su orgullo, se perdió ella misma.

En el segundo año Esmeralda ya no se sentía bonita, odiaba mirarse al espejo y perdió la confianza con cada uno de sus familiares. Ella se enojaba a cada momento.
Ella no fumaba, no tomaba, no iba a fiestas, sólo se encerraba y lloraba pidiendo en sollozos ser protagonista de aquellas historias de amor que leía en sus libros.

En el tercer año Esmeralda al parecer había perdido la cordura, se reía de todo y hablaba sola, ya no demostraba llanto al descubrir otro engaño, ella simplemente pasaba noches sin dormir. Había vuelto su dolor en algo silencioso, se había convertido en otra persona por él.

Él la había destruido en tres años.

¿Cuál es la razón de quedarte después de tanto daño?

Mi razón no eres tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora