ꗃ Capítulo uno ꗃ

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El sol hizo acto de presencia, dando entender que un nuevo día a comenzado

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El sol hizo acto de presencia, dando entender que un nuevo día a comenzado.

La Oji-azul se levanta de su cama, soltando un último bostezo antes de comenzar su rutina diaria.
Mirando fijamente hacia la ventana, observando como los rayos del sol las atraviesan, dando claridad a su habitación.

"Debo comprar cortinas oscuras" pensó la chica.

Finalmente se pone sus pantuflas de mariquita, caminando con pasos torpes al baño, agarrando su toalla en el proceso para después encerrarse.

Ya adentro, se dispone a mirar su reflejo en el pequeño espejo, notando así las leves ojeras que adornan debajo de sus preciosos ojos azulados, además del gran nido de pelo en su cabeza, sin contar que su piel se ha resecado un poco.
—Me feo fatal — murmura, soltando un suspiro ante su falta de cuidado.
Empezando a despojar la pijama de su cuerpo, dejándola caer al piso. Con su cuerpo descubierto entra a la ducha abriendo del grifo, permitiendo así que el agua descienda hasta mojar por completo su cabello negro.
Las gotas recorren toda su anatomía hasta caer al suelo, con dirección hacia el desagüe de manera directa.






Marinette sale del baño con una toalla rodeando a su cuerpo, mirando su tocador donde se encontraba su cel vibraron, con pasos rápidos se dirige a ella para tomar el aparato el cual deja de sonar.

-—¿Y ese milagro?—pregunta la azabache con ironía, al ver la llamada perdida de su pareja, quien ha estado desaparecido cinco días, sin contar que ha estado ignorando las llamadas y mensajes de la azabache —Bastardo — gruñe, dejando caer su cel en el colchón.

La Oji-azul comienza a sacar ropa de un cajón, colocándose su ropa interior para proseguir con una camisa blanca de mangas, continuando con un suéter café.
—Hoy será falda — dijo con una leve sonrisa en sus labios — colocándose una falda corta de tablones color blanco y por último unas medias de red del mismo color adornando sus largas piernas lechosas.

Pasando un cepillo por su cabello lacio a la altura de su pequeña cintura.

—Solo falta un poco de maquillaje— dijo, sintiéndose bien consigo misma al tener tiempo para ella—Un poco de labial rojo y rubor — aplica el primer producto sobre sus labios carnosos para luego poner un poco de rubor en sus mejillas carmis, donde hacían pequeños puntos cafés, sin duda sus pecas era lo que más le gustaban.
— Uno en verdad cambia cuando se baña — ríe al ver su reflejo






La Oji-azul disfruta caminar por las calles más recurridas porque así puede disfrutar de una vista linda, visualizar el arte siendo plasmado en las paredes, además de las personas pasar, las parejas románticas o niños reír, en su corazón se instalaba el sentimiento de calidez al estar rodeada de personas aunque sean completos desconocidos.

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⏰ Última actualización: Aug 28, 2021 ⏰

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