Capitulo 2

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Si hay algo que te hace sentir mejor después de tener la peor noche de todas es lejos la poco valorada terapia de compras.

Es como si tu mente olvidara todo por unos minutos y los colores, olores y texturas de la ropa nueva te llevaran a una especie de realidad alterna.

Pasamos más de dos horas recorriendo tiendas con Rebeca, probándonos vestidos hermosos y zapatos tan altos que estaba segura me caería con solo dar un par de pasos. Pero no importa ahora, ni siquiera estábamos viendo los precios, solo tomábamos lo que nos quedaba bien y lo amontábamos todo para que la vendedora pudiera pasarlos por su computadora.

- ¿Cómo vamos a pagar todo esto? – Pregunté después de que finalmente dejamos de reír por los pantalones ridículamente apretados que Rebeca me hizo comprar para que lo usara esta noche.

Ella me dio una sonrisa cómplice y buscó en su bolso hasta que encontró su tarjeta – No te preocupes, la señora tarjeta dorada nos ayudará.

Me reí y ella se la pasó a la chica quien nos estaba mirando con curiosidad, seguramente preguntándose si éramos chicas de padres ricos o algo así. Lo que podría ser cierto. Al menos por parte de Rebeca. Su mamá era dueña de una gran empresa de bienes raíces y le iba increíblemente bien. Hace años le dio una tarjeta para emergencias, pero no estaba segura de que este lo fuera.

- ¿No era solo para emergencias?

Me miró seriamente y puso una mano en mi hombro – Créeme, esto claramente clasifica como emergencia. Además, no la he usado desde la venta nocturna del mes pasado así que está bien.

Una vez que pagamos todo, Rebeca insistió en que debíamos pasar por el salón de belleza, así que dejamos guardadas todas las bolsas de compra en su auto y fuimos a buscar un buen lugar.

Para el momento en que el sol comenzó a descender ya nos habíamos hecho la manicura, arreglado las cejas, el cabello y me sentía como alguien nuevo y refrescante. Incluso habíamos pasado por un lugar en donde daban los mejores masajes del mundo.

En serio. Los mejores. Masajes. Del. Mundo.

Fuimos rápidamente a su casa para arreglarnos, me estaba cambiando en su habitación mientras Rebeca estaba en el baño probándose ropa tras ropa mirándose en el espejo para poder decidirse que usar, con la puerta cerrada para poder “concentrarse” cuando la escuché gritándole a alguien.

Me acerqué más a la puerta y fruncí el ceño, ¿A quién le estaba gritando de esa forma?

Abrí la puerta del baño para verla parada con una blusa a medio abrochar y mandándole dagas con sus ojos a la pantalla de su celular en su mano.

 - ¿Quién era?

Me miró por un minuto y entonces dejó su celular en el lavamanos negando con la cabeza.

- Solo un idiota que no entiende la palabra No.

Me encogí de hombros, suponiendo que solo seria alguien que había estado molestándola y la deje sola para poder terminar de vestirme.

Una vez que ambas estábamos listas para la acción fuimos por nuestra primera opción de discoteca. Yo con los pantalones apretados y un top blanco que se ceñía a mi cintura junto con unos zapatos increíbles que mejoraban completamente mi postura y hacia que mis piernas se vieran mucho más largas de lo que realmente eran. Y Rebeca con el vestido más hermoso que había visto de color del vino tinto junto con una botas largas negras que la hacían ver mucho más madura de lo que era, todo este bello paquete hacia que los chicos no quitaran los ojos de nosotras.

Me hizo sentir poderosa y creo que el coraje liquido también había contribuido un poco para hacerme mas desinhibida de lo que realmente era.

Pasamos de disco en disco, un par de bares, bailando con todos los chicos que nos pedían hacerlo y cuando al fin llegamos a un lugar donde pensé podríamos quedarnos toda la noche un chico realmente guapo se acerco a bailar conmigo. Parecía como si hubiera estado bailado durante horas, pero no estaba cansada. Todo lo contrario en realidad.

Brevemente me pregunté qué pasaría si lo besaba y por un instante me sentí mal por pensar siquiera así.

Pero… ¿Qué había de malo en eso?

Podría solo besarlo y olvidarme del dolor sordo en mi corazón.

Nada me impedía hacerlo.

Esta noche todo era posible.

 

Esta noche voy a olvidarte - #1 Esta NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora