¡Primer día de escuela!- gritó mi madre mientras me arrebataba la cobija, para que despertara, al parecer era tiempo de que yo me fuera y empezaran sus vacaciones, al fin y al cabo a quien le gusta estar dos meses conmigo las 24 horas de día.
Me duché, me pusé mi uniforme baje a tomar el desayuno y mi padre empezó a darme otra de esas charlas motivacionales que siempre suele hacer, lo mismo de siempre... blah blah.. escuela.. blah bla... comportate... blah blah... tu puedes... blah blah.. haz amigos.. blah blah... se tu misma...
Nada interesante otra vez, mi padre me llevo a la escuela y lo único que quedo por hacer fue ir directo a ver en que salón me había tocado, y con quien... para mi "muy buena suerte" me separaron de las unicas personas en el universo que me comprendían, pero eso no lo podía cambiar, así era la vida.. En fin, hicimos todas las actividades que solemos hacer cuando regresas a clases:
Presentarte delante de todos tus compañeros una y otra vez, aunque ya se conozcan.. en los recesos preferí sentarme a leer un libro sola, ya que no quería que alguien llegara y me platicara lo interesante que fueron sus vacaciones ya que eso no me importa en realidad.
Sobreviví a ese maldito día y regrese a casa tras lo que fue el 3 peor día de mi vida hasta la fecha, mi madre preguntó:
-¿Y que tal tu primer día de escuela?
-Pesimo, lo importante es que sobreviví.
-Mmm.. ¿y no conociste a alguien? me miró como siempre lo hacia.
-Si te refieres a que si conocí a un chico, la respuesta es no, ya sabes que ningún chico me gusta.
-Pero podría cambiar..
-No lo creo mamá y no insistas.
