Susurros

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El rasgar de las sábanas contra la ropa...

Una inspiración.

El suave ruido de las hojas movidas por el viento...

Una espiración.

El ruido de un llanto en una habitación cercana...

Una inspiración.

Un fuerte apretón de manos...

Una espiración.

El canto de un pájaro ajeno a todo...

Una inspiración.

El pitido de la máquina contando los latidos como si fueran segundos en un reloj intangible...

Una espiración.

El ronroneo del motor de un coche a lo lejos...

Una inspiración...

...

Una costosa expiración...

...

...

Y silencio.








Ya no había viento, había cesado el llanto, los pájaros parecían haber enmudecido, el coche se había ido, y el corazón... El corazón había parado, ya no estaba el constante sonido de la máquina midiendo los últimos instantes de una vida, hasta eso había cesado, se acabaron las constantes inspiraciones y espiraciones que ya casi parecían parte de esa habitación, ahora en su lugar no había nada, sólo un profundo silencio, que caló en los presentes hasta el fondo de sus corazones. Se había acabado. Ya no volvería a abrir los ojos, ni contaría más de sus historias, ni regañaría más a sus hijos y nietos al hacer lo que él pensaba que era correcto.


Y era en ese momento, ese preciso instante de silencio tras la muerte de una persona, cuando todo ocurría.


El hombre que momentos antes se encontraba tumbado en la cama haciendo terribles esfuerzos para apenas respirar se incorporó. Por un momento se llenó de alegría pensando. --¡Milagro! ¡Sigo vivo! -- Pero en cuanto miró bien a su alrededor se dio cuenta de algo, era como si todos los que estaban en la habitación estuvieran petrificados, además no oía nada... Entonces sintió algo extraño, miró a su derecha y lo vio, no supo darle nombre, no era algo que hubiera visto antes, y además no tenía forma definida, al menos no tal y como la entendemos en nuestro mundo material, y bueno, decir que lo vio era por decir algo, ya que más que verlo era sentirlo, como saber que está ahí pero sin poder llegar a percibirlo claramente. No le hizo falta que este "ser", por llamarlo de alguna manera, le dijera nada, ya entendía lo que había pasado, tampoco hacía falta tener dos dedos de frente para darse cuenta, al fin y al cabo llevaba un tiempo viéndoselo venir...


Se había muerto.




Así, sin más, y no había podido hacer nada para evitarlo. Aunque tampoco es como si hubiera podido... Al fin y al cabo no lo había matado ninguna enfermedad o accidente, simplemente se había muerto de viejo; ese estúpido cuerpo suyo había dejado de funcionar finalmente, aunque tampoco podía quejarse; miró otra vez a su alrededor, a las personas que lo habían acompañado hasta el final, a su hija, que se notaba que se había aguantado las lágrimas mientras él seguía vivo, pero ahora que se había ido no había aguantado más y por sus ojos caían dos cascadas desenfrenadas, ¡Cuánto le gustaría poder abrazarla, secar sus lágrimas y decirle que no pasaba nada, que estaba bien y que siempre estaría con ella! Al otro lado estaba su esposa, su amada compañera de camino; ya se le notaban los años como era obvio, pero aún así su amor por ella no había hecho más que crecer con cada experiencia vivida a su lado, desde su primer beso siendo aún jóvenes felices que sólo pensaban en disfrutar y vivir la vida, hasta sus bodas de oro hacía apenas unos años; habiendo pasado a lo largo de su vida por momento muy duros, momentos en los que el mundo se les venía encima y no veían la salida... Y por supuesto por tantísimos momentos inolvidables que llenaron de luz su vida, desde amanecer cada mañana en la cama a su lado hasta tranquilas noches de invierno  viendo una película en el sofá, abrazados para no pasar frío. Sentía todo eso como su hubiese sido ayer... 

Volvió a echar una mirada por la sala, porque aún le faltaba alguien... aunque al darse cuenta de que no estaba allí supuso que sería suyo el llanto que había escuchado poco antes de morir; su hijo. Habían pasado muchas disputas a lo largo de sus vidas, por culpa de sus distintos puntos de vista ante casi todo, y eso había hecho que a veces llegaran a pasarse años enteros peleados y sin apenas hablar, pero ahora que miraba atrás todo eso parecían tonterías, ¿qué más daba si él opinaba que su hijo tenía que hacerle más caso aunque este ya fuera un adulto? Quizá, pensó, sólo quizá si en vez de habernos peleados por tantas tonterías hubiéramos cedido un poco en nuestros ideales no hubieran pasado tanto tiempo separados, tiempo que echaba ahora en falta, tiempo que, visto desde ahora, había malgastado tontamente...



Sonrió amargamente mientras que pensaba en todo esto, en cada momento que había pasado con su familia, tanto bueno como malo, y no pudo encontrar queja alguna, había vivido una vida plena, con sus altibajos ciertamente, pero sin eso no hubiera disfrutado tanto de los momentos buenos, y a pesar de saber que difícilmente podría haber vivido una vida mejor pensó en todo lo que le gustaría haber hecho, en todo lo que le gustaría ver y vivir, quería ver cómo sus nietos seguían creciendo, cómo completaban sus vidas ¿cómo voy a dejar a mi mujer sola? Ya le cuesta mucho moverse y necesita a alguien que le ayude ¿A quién acudirían sus hijos cuando tuvieran problemas? Aún necesitaba protegerlos ¿Quién contaría cuentos y haría reír a sus nietos? Aún tenían un largo camino por delante y su abuelo quería estar ahí para verlos y guiarlos... Pensando en todo esto no pudo contenerse más y lloró.

Lloró amargamente porque sabía que no había vuelta atrás, porque sabía que ya no podía hacer nada, y simplemente lloró.




Ahogado en sus lágrimas etéreas sintió algo en el hombro, algo parecido a una mano; se giró bruscamente y vio al "ser" que había visto antes, ahora si tenía claro quien era, era la muerte, que había venido a llevarlo con él, y sintió miedo, no quería abandonar a su familia, ¡Lo necesitaban! Pero, poco a poco, a través de esa mano incorpórea apoyada en su hombro sintió un calor que le inundaba el cuerpo, como un pequeño riachuelo, y empezó a ver a su hija en el futuro, una exitosa empresaria que vivía tranquila y felizmente la vida, también vio a su mujer, parecía que estaba visitando su tumba y en su cara no había tristeza, sino más bien una apacible serenidad... Luego vio a su hijo, vivía felizmente con toda su familia, y parecía que no estaba peleado con ninguno de sus hijos ¡Qué alegría! verdaderamente esperaba que lo hiciera mejor que él como padre... También vio fugazmente parte de la vida de sus nietos, y parecía que todos vivían felices...

Tras ver estas imágenes sintió como la calma invadía su cuerpo, miró otra vez al "ser" que parecía estar mirándolo fijamente, y con voz firme pese a tener aún la cara húmeda por las lágrimas le dijo:

-- Estoy listo, llévame a dónde debas, creo que ya he vivido suficiente, y... -- Echó un último vistazo a su familia-- Aunque me duele dejarlos aquí sé que podrán seguir adelante sin mi. 

El "ser" lo miró firmemente durante unos segundos más, se alejó un poco más y le hizo un gesto como para le siguiera; y ya, sin pensárselo dos veces se levantó de la cama y lo siguió, sin mirar atrás, seguro de que ya no lo iban a necesitar allí.

Y tan pronto se fueron de la habitación fue como si el tiempo volviera a moverse, como si todo esto nunca hubiera pasado, y dejaron tras de sí solamente un ligero susurro como el de unos pies que se alejan...

Fin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora