Corriendo el año 1986, y habiendo pasado un año de la caída del Muro de Berlín, la sociedad soviética se encontraba muy fragmentada, con aires separatistas. La mayoría de las repúblicas de la Unión seguían atadas a ésta, pero en una de ellas las cosas se estaban complicando: la República Socialista Soviética de Kaliniev. Desde hacía dos meses había manifestaciones todas las semanas; el problema fue cuando una semana antes de los hechos que hoy les voy a narrar, se había instaurado una huelga general. La totalidad del pueblo kalinievita se opuso completamente al gobierno de la República y al de la Unión Soviética.
El socialismo llegaba a la recta final en la URSS, de a poco se estaban abriendo pequeñas empresas y se le estaba dando lugar al capital privado. 64 años bajo el yugo marxista-leninista habían sido más que suficientes —por no decir excesivos— para demostrar que dicho sistema no era útil, y que era la hipocresía hecha doctrina. El pueblo seguía empobreciéndose y muriendo de hambre con promesas de ser todos iguales, mientras que la clase política se enriquecía a costa del trabajo del pueblo.
El NFOK (Frente de Liberación Nacional Kalinievita) preparaba con cautela una revolución. El plan sería simple: en pocos días habría un mitín del Partido Comunista de Kaliniev en el Palacio de la Revolución, donde se reuniría el Soviet Supremo de Kaliniev a discutir respecto a la situación social de la nación, e incluso se invitaría al líder del Frente, Yuri Zhakarov, para pedirle asesoramiento. Éste se hacía pasar por el secretario general del Gremio Nacional de Laboristas. Varios militantes del NFOK se infiltrarían como camareros y cocineros para el festín de la oligarquía. Éstos tenían instrucciones de ponerle veneno al champán para el brindis, eliminarían de esta forma a todos los altos políticos soviéticos y podrían tomar el poder de Kaliniev hasta que se recuperara la situación social y económica e instaurar un sistema democrático y de libre mercado.
Ya en el día del mitín, los políticos conversaban animosamente mientras los militantes del NFOK llevaban charolas de plata en mano con todo tipo de delicias culinarias. Los falsos camareros se miraban discrétamente, cómplices del delito que iban a cometer. Contaban con el apoyo de Estados Unidos de manera secreta, siendo ellos quienes financiaban su revolución y los armaba. Hacía ya un tiempo que venían haciendo diplomacia con espías de la CIA. Ellos les proporcionaron la misma sustancia de las inyecciones letales para acabar con los líderes del soviet.
El presidente de Kaliniev, Dimitri Petrenko, estaba sentado en la mesa principal junto con otros altos cargos del gobierno y Yuri Zhakarov. Estaban degustando pelmeni con smentana, el plato favorito del presidente.
—Camarada Zhakarov, ¿qué tal le pareció el plato? —preguntó el presidente Petrenko.
Yuri lo miró a los ojos con una fingida sonrisa y le respondió:
—Me hace acordar al pelmeni que preparaba mi babushka. Delicioso —agregó.
—Me alegra saber eso —le respondió el presidente con una sonrisa.
—Señor Petrenko, tengo un obsequio que hacerle por buscar mi ayuda respecto a la problemática social. Sé que usted es amante de la literatura mundial, y como todo comunista debe saber lo que su enemigo predica, le quiero dar una copia muy especial y limitada de "La Riqueza de las Naciones" de Adam Smith, un autor liberal. Quizás leyendo su obra sabrá hacerle frente a este movimiento imperialista occidental que se viene —Yuri extendió el libro al presidente y lo miró a los ojos.
Petrenko se sorprendió pues no esperaba tal regalo y tal consejo, pero amablemente lo aceptó.
—Camarada, te lo agradezco de verdad. Lo leeré.
Una vez tomó el libro, leyó el título en ruso y lo depositó sobre la mesa. Tomó una copa, un cuchillo, y con el lado sin filo hizo tintinear la copa para llamar la atención de sus comensales.
—Señores, gracias por su atención. Hoy nuestro camarada Yuri Zhakarov me ha aconsejado y ayudado en las cuestiones que hoy atormentan al pueblo, y por ello, quiero brindar. Camareros, sírvanles champán.
Estos empezaron a llevar copas de champán a todos los políticos. Una vez estaban todos servidos, otro camarero apareció para rellenar la copa del presidente, pero con champán sin veneno. Una vez rellenada la copa, el presidente la tomo y brindó en voz alta:
—¡Por Kaliniev y la Madre Patria! —toda la oligarquía repitió con emoción.
—¡Por la Nueva Kaliniev! —gritó Yuri y todos los militantes encubiertos repitieron al unísono.
Los políticos caían desplomados mientras el presidente se llevaba las manos a la cabeza con terror. Los militantes levantaron la mano derecha en forma de puño al grito de victoria. Yuri sacó una pistola Makarov de entre sus ropas y le apuntó en la cabeza al presidente Petrenko.
—Es hora de libertad para el pueblo —dijo en un tono malicioso y le disparó en la cabeza.
* * *
Camaradas, desde el día de hoy Kaliniev será un Estado independiente libre del comunismo soviético y del poder de la URSS. Hoy empieza la era de libertad tan esperada por el pueblo.
Si la URSS intenta invadir nuestro país soberano y retomar el poder, no dudaremos en bombardear Moscú con nuestro arsenal nuclear. No deben olvidar que lo que era suyo, ahora es nuestro y sabemos usarlo.
En los próximos seis meses se habrá escrito la nueva Constitución y en un plazo no mayor a dos años habrán elecciones presidenciales. ¡Viva la patria!Los altos cargos de la CIA habían mirado la declaración de independencia a través del canal estatal de Kaliniev y, una vez satisfechos con lo que vieron, se cortó la señal.
—Salió tal cual lo planeado. Bien hecho, Walder... O debo decir... ¿camarada Zhakarov?