SOLO MIO

BODA FALLIDA

En un café del malecón se encontraban dos personas. Al parecer tenían una conversación muy interesante, ya que se veían muy concentrados.

—Ya María. Déjate de rodeos y dime de una buena vez lo que sea que me tengas que decir. Tiempo es lo que menos tengo—. Habló un apuesto castaño, observando su reloj.

La pequeña peli plateada, movió sus manos en un gesto nervioso, y sus ojos lilas se clavaron en los borgoña contrarios.

—Es que… no se como decirlo. Pero también eres mi amigo—. Habló la chica, notablemente nerviosa.

Kaname rodó los ojos fastidiado. Tenía una junta en el Corporativo, y por nada del mundo debía llegar tarde.

—Habla—. Ordenó.

—Zero se está casando—. Sus manos en puños arrugaron la tela del bonito vestido azul aqua. —Con tu hermano Rido—.

Kaname sólo enarcó una ceja. Y aún que su rostro permaneciera impasible, en su interior, miles de sentimientos se desataron.

— ¿Dónde?—. Preguntó el castaño, dispuesto a impedir esa boda.

—En un salón en el centro de la ciudad. Cuando vine aquí, Rima comenzaba a preparar a Zero—. Contestó María.

—Valla. No se me hace raro. Vamos María. Tu me guiarás—.

María sólo asintió. Kaname pagó la cuenta, y se montaron en el BMW negro. Tenían una boda que impedir.

—Kaname ¿Y tú junta?—. Preguntó María con una gotita en la cabeza.

—Al diablo la Junta. Mi Zero es primero—. Respondió triunfal el castaño.

María sólo negó, mientras humo salía de su cabeza.

………

— ¿Cómo pasó?—. Preguntó Kaname, mientras se pasaba un semáforo en rojo.

—La Compañía Kiryuu está en bancarrota, y necesitan capitales nuevos para evitar la venta de la empresa. Tu hermano ofreció esos capitales a cambio de casarse con Zero. Eso fue lo que me dijo Ichiru—.

—Bastardo—. Escupió Kaname. Tomó su teléfono y marcó el número de su secretaria. Dos timbres y la voz de una chica contestó. —Seiren. Investiga el caso de la compañía Kiryuu. Todo lo que puedas, y mándame el reporte—. Colgó y siguió conduciendo.

Por indicaciones de María, aparcaron frente a un casino, el famoso Golden Rose. En las grandes puertas de cristal los esperaba una copia exacta de Zero, lo único que los diferenciaba era el cabello. Mientras que el de su Zero era bastante largo, el de Ichiru era corto.

Al ver a María bajar, acompañado de Kaname, se quedó pasmado en su lugar. Según lo dicho por Rido, Kaname había muerto en un accidente.

—Tu… tu… e-estás muerto—. Tartamudeo el chico, aterrado de ver a un supuesto muerto, más vivo que nunca.

—No Ichiru. Pero digamos que Rido me tendió una trampa—. Contestó Kaname, sonriendo.

El sonido del celular, interrumpió su conversación. Era la información que le había pedido a su secretaria.

—Al parecer mi hermanito tiene muchas explicaciones que dar—. Comentó de manera sarcástica, viendo los documentos digitales que su secretaria le había enviado. — ¿No ha llegado Zero?—.