Capitulo 4

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-¡Mierda!- exclamo presionando el botón de parada del autobús.

Estaba tan metida en mis pensamientos que pase de largo. Esa mirada penetrante se quedó en mi mente dando vueltas todo el camino al trabajo, ¿quién será ese chico que capturó toda mi atención?

Bajé y comencé a caminar, casi correr de vuelta para llegar a tiempo. Aun debía cambiarme de ropa y guardar mis cosas en el casillero.

Al entrar por la puerta de servicio note un ambiente revolucionado, todos estaban expectantes porque hoy había visita... VISITA. ¡Cielos! Justo hoy debía olvidarme y yo atrasada ya. Nuestro jefe nos había anunciado hace un par de semanas que ya estaba a punto de tomar unas merecidas vacaciones y para ello nos presentaría a su hijo, el cual ya estaba a punto de tomar el mando del restaurante.

-El quedará al mando y traerá nuevas ideas, por mi parte, espero que sepa tomar buenas decisiones ya que creo es tiempo de retirarme- había dicho en una reunión especial donde nos había anunciado la noticia.

Terminé de alistarme y recogí mi cabello en una coleta. Até el mandil a mi cintura y me encamine hacia el comedor.

Salude al pasar por el lado a Fabian y Berta, un par de compañeros, mientras me dirigía a la mesa 4 para tomar la orden.

-Bienvenidos a Restaurant Valencia, ¿desean ordenar?- salude cordialmente a los comensales, los cuales comentaban y revisaban la carta. Mientras se decidían levante la vista hacia la puerta y mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente, sentí como el rubor de mis mejillas me delataban.

¿Qué pasaba conmigo? Lo acabo de ver de nuevo, ¡¡es el mismo chico de la estación!! Y no sé si alucino pero él me estaba mirando de antes, o eso creí ver... ¡Dios mío! Que pasa, será que me estoy volviendo loca...

-Disculpe, me escucha?- de pronto volví a mí y me di cuenta que todos en la mesa me miraban.

-Lo siento, díganme que van a ordenar- y comencé a tomar nota en mi libreta, y pude notar mi nerviosismo ya que mis manos tiritaban al presionar el lápiz contra el papel. Cuando ya tuve la orden completa me retire hacia la cocina para dejarla en el tablero de pedidos.

Intenté, durante mi trayecto hacia la cocina, indagar entre las personas asistentes y cerciorarme de lo que creí ver, pero al parecer solo fue mi mente, ya que no lo vi por ninguna parte. Esa mirada no se me olvida, sus ojos claros que combinaban perfectamente con su cabello rubio, el porte y su imponente presencia... es inconfundible.

Definitivamente creo que estaba alucinando me digo a mi misma en un tono un tanto decepcionante. Realmente me encantaría volverlo a ver.

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