capítulo dos

1.1K 41 2
                                    

Narra Paulo.

La Serie había terminado ayer y junto con Gonzalo Higuaín y mis amigos de la infancia quienes estaban en Italia conmigo, volvimos a Argentina. Fuimos primero a Córdoba y luego a Buenos Aires a disfrutar de unos días de vacaciones. A Gonzalo se le ocurrió que sería una buena idea volver en un crucero. Pasaríamos un mes en el barco y llegaríamos unos días antes del comienzo del nuevo campeonato. 

- Por mí sería genial, además de que el barco es hermoso, hoy lo vi por Internet- Habló Fede.
- Yo... -dije un poco dudoso- Bueno, vamos–dije desanimado. Hace unos días había terminado con mi novia y no me encontraba de un gran humor. 

Me mareaba en los barcos pero trataría de estar bien en este.

Dormimos esa noche en el mismo departamento que Gonzalo tenía en Buenos Aires y al otro día después de desayunar sacamos todas nuestras cosas y nos ayudamos mutuamente para poder salir lo más pronto posible. 


Narra Isabella.

Sentí cómo movían mi brazo izquierdo y a lo lejos escuchaba que pronunciaba mi nombre.

- Isabella –pronunció más alto mi hermano- ¡Isabella! –me gritó. Abrí los ojos y me levanté de golpe haciendo que me mareara. Toqué mi cabeza y cerré mis ojos- Aún no nos subimos al barco y ya estás mareada.

- Callate, salí de acá –dije molesta, él regresó a mi habitación y sonrió- ¿Qué? –pregunté.

- Papá me mandó para decirte que tenemos una hora retrasados y... ya estamos todos en el auto.

- ¿Por qué no me despertaron antes? –dije alarmada.

- Papá... -entendí el punto.

- De acuerdo, salgo en medio minuto.

Corrí hacia mi mochila y saqué la primera blusa que encontré, me puse un short negro, y zapatillas también negras.

Saqué el estuche de mi guitarra y la mochila donde tenía los lentes de mis mejores cámaras. Me puse la mochila en el hombro. Di un vistazo rápido a mi cuarto y corrí escaleras abajo.

Metí el estuche de la guitarra en el baúl del auto y revisé que llevaran la otra valija con mi ropa. 

- ¡Es tarde Isabella! –gritó mi padre acelerando aún más.

- ¿Por qué no me despertaste? –dije molesta.

- Esa es tu responsabilidad, sabías que nos íbamos a las siete, son las ocho –dijo mirando su reloj- Hija –dijo mi padre después de un rato de silencio-, Tomás te vino a buscar cuando estabas dormida.

- ¿Qué te dijo? –pregunté interesada. Él no me había llamado desde lo que pasó con Agustina.

- Que no quería que te fueras.

No dije nada, simplemente me molestaba esto. ¿Por qué los chicos se dan cuenta del verdadero cariño que te tienen hasta que ya te vas? Odiaba eso, siempre pasa. Tanto en las películas como en cualquier libro. 

Envié un mensaje.

"¿Qué querías?" 

Recargué mi cabeza en la ventana, para así mirar al horizonte y ver la hermosa ciudad que estaba dejando. Mi celular vibró un par de minutos después indicando que tenía un nuevo mensaje.

"Fui a buscarte porque sabía que te irías hoy pero al parecer estabas dormida y tu papá no me dejó verte. No me dejó despedirme de vos. Solo quiero que sepas que siempre te quise y no quería lastimarte. Perdón"

A lo que le respondí:

"Sé que haces esto solo por mantener tu conciencia tranquila. No te preocupes, no me interesa si te quedas con mi mejor amiga, al fin y al cabo son tú y ella. Yo desaparezco de tu vida. Por favor no me busques más, no quiero llamadas, ni mensajes tuyos" –cuando pulsé la tecla donde decía enviar sentí cómo una lágrima corría por mis mejillas. Hacía tanto que no lloraba por un hombre. 

Borré su número de mi agenda y aunque sabía que me lo sabía de memoria, borrarlo de mi agenda era un gran logro.

- ¿Pasa algo? –dijo mi padre preocupado.

- No, solamente me despedía –dije acomodando mi cabeza nuevamente en la ventana. Me puse los auriculares y proseguimos nuestro camino al puerto.

Messages | Paulo Dybala | {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora