Ya estaba hecho. No es como si lo hubiera podido evitar por más tiempo, de alguna manera, tarde o temprano... sabía que sucedería. Sin embargo, por alguna razón, sólo hubiese deseado tener un día más. ¿Para qué? No lo sabía. Quizá, ¿por qué no? Para disfrutar la última tableta de chocolate escondida debajo del sucio colchón de su escondite, o tomar el último trago de coca-cola de la lata que había dejado cerca de la única linterna que había encontrado entre la basura.
El gutural y salvaje protestar de uno de ellos lo trajo nuevamente a la realidad. Una realidad que pronto dejaría de ser suya; esa verdad vibraba en su pecho con violencia. Los vio alejarse lentamente, de esa forma errática y perdida; ya habían tomado lo que necesitaban de él.
Dejó caer la cabeza sobre la tierra y posó sus ojos en el cielo. El mismo que estaba tristemente gris a punto de dejar en libertad una lluvia, posiblemente, torrencial. Pero, eso era algo que no podría disfrutar cuando sucediera aquello; le aterró, en un principio, mucho más de lo que hubiera pensado. De hecho, estaba seguro que más que la idea de morir.
Poco a poco, en medio de su angustia y terror, el brillo de su mirada se fue quedando sin ese vigor de la vida. Poco a poco, comenzó a dejar de ser él mismo, dejando a su vez toda maldita preocupación y las ganas inexplicables de vivir... ¿qué clase de muerte era aquella? Se preguntó en lo más profundo de su ser, antes de quedar inmerso en algo que ya no pudo controlar.
Algo dejó de funcionar en él y un gruñido... escapó de sus labios.
«Como un mar, alrededor de la soleada
isla de la vida, la muerte canta
noche y día su canción sin fin.»
Rabindranath Tagore
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INMERSO
Science FictionYa estaba hecho. No es como si lo hubiera podido evitar por más tiempo, de alguna manera, tarde o temprano... sabía que sucedería. #592 Ciencia Ficción 24/03/18