Uno

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Mírenlo, tan perfecto. Trabajando felizmente a lado de mi padre.

Alto, cuerpo bien trabajado, piel clara, sonrisa de comercial colgate, ojos marrones, cabello oscuro y ondulado.

Eros, le hacia honor a su nombre.

El sí que era un dios griego, de carne y hueso, parado ahí tan cerca de mí. Y lo único que podía hacer era verlo desde la mesa, mientras la baba se caía de mí boca. Verlo mover sus brazos musculosos, sonreír a los clientes, reírse con los demás trabajadores.

Pareciera que tengo meses observándolo, pero realmente tengo cuatro horas desde mi llegada aquí. No es que venga todos los días, suele ser un milagro verme por aquí.

Y hoy que aparecí, una sonrisa encantadora me dio la bienvenida y casi me derrito, mi mirada lo comió sin descaro y el solo me sonrió. Parecía estar acostumbrado a que lo miraran así, y yo quería saltar sobre el.

Pero me detuve, estuve a punto de pedirle que se casara conmigo. Lo sé, puedo ser algo intensa, pero así es una con sus amores platónicos.

Y es que si no fuera el ayudante de mi alegre padre, ya le habría pedido matrimonio y tres hijos. Pero, lo es y esta prohibido. Bueno jamás me ha dicho eso mi padre, pero se que no le gustaría.

Jamás aceptó a ningún novio mío, por lo cual menos a alguien que es su ayudante.

Así que me dedico a verlo desde lejos, mirar cada una de sus cualidades y ver cada parte de él. Creo que siendo el ayudante de mi padre ahora, vendré más seguido.

Aunque debo ser cuidadosa, no me molestaria que me notará, pero igual no quiero problemas con mi padre.

Me doy cuenta que realmente tengo ya mucho tiempo viéndolo, así que mejor me distraigo en algo más. Suerte mía de odiar estar aquí, y por eso siempre que vengo busco algo con que distraerme.

Lo cierto es que asisto al trabajo de mi padre los fines de semana, pero muy pocas veces. De niña venía seguido, por eso me sorprendo al descubrir que Eros vive a dos casas del puesto y jamás lo vi, hasta hoy.

Todos aquí me conocen desde niña y es una sorpresa cuando aparezco años después de no venir.

Eros me parece tan perfecto para ser real. Ahora que lo veo bien, hasta me llegó a cansar de él. Es tan perfecto que cansa.

Pero aún así, es mi crush.

Y ahora mismo me está viendo, me vuelve a sonreír. ¿Este chico tiene problemas con sonreír?, sonríe siempre y es esa sonrisa coqueta.

El coquetea con todas o es así por naturaleza, ahora se por que hay más clientela de lo normal.

Mi opción es ser la desinteresada por el, nunca me ha funcionado con algún crush. Pero nunca está de más.

Por el rabillo del ojo, lo veo llegar.

¿Alguien puede decirle que deje de sonreír así, o no podré hacerme del rogar?

-Hola- es lo primero que dice al llegar, levanto mi mirada del libro. -, ¿Celine?

Primer error. Este chico hizo el primer error y el peor de todos. Decir mal mi nombre.

- Es Caeli. - Suelto mientras siguió leyendo. Ojalá no se de cuenta de cómo lo miraba. - Y hola tu.

-Me llamó Eros, gracias por preguntar. - Sonríe de lado, ¿por qué no deja de sonreír?. -Quería charlar un poco contigo, espero no tengamos problemas.

-Estás en hora de trabajo, creo que se molestaría.

Miró de reojo a mi padre, se que está al tanto. Pero aunque estoy feliz de hablar con él, no quiero meterlo en problemas.

-Tiene sentido, vendré más al rato.

Y se va, listo eso fue todo. De verdad que si quiero casarme con el y que mis hijos tengan esa sonrisa.

Las horas pasan normales, hasta el momento en que mi madre anuncia que es hora de volver a la casa, así que suspiro aliviada de regresar.

Guardo todo, aunque algo nerviosa pues se que estoy siendo vigilada por Eros. Desde nuestra corta charla, no a parado de verme.

Me despido de todos y acordamos que mi padre llegara después de la cena. Así que estamos por salir del local.

Es justo en ese momento, cuando el me detiene. Y aunque veo la sonrisa divertida de mi madre, no quiero decir nada.

-¿Cómo te encuentras en facebook?- Intenta no parecer nervioso, la nerviosa soy yo, cariño. - Por favor, quiero platicar contigo.

-Caeli Silva -Sonrió y miró hacia mí madre que se aguanta la risa. - ¿y él tuyo?

-Eros Alarcón- sonríe como si estuviera en un comercial de colgate, fácil mente podría ser un modelo y esta trabajando, en un restaurante.

Sonrió confusa y doy un asentimiento, para después darme la vuelta. Me alejo de él y volteo a verlo, parece estar arrepentido de pedirme eso.

La arrepentida soy yo al ver la cara de pocos amigos de mi padre, a veces desearía tener una hermana.

Al subir al auto, mi madre suelta la risa que tenía retenida. Yo solo bufo en signo de molestia.

-Algún día volverás loco a tu padre, si no es que ya lo está.

Holaaa, aprovecho este espacio para darles la bienvenida

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Holaaa, aprovecho este espacio para darles la bienvenida. Ya había publicado hace mucho tiempo esta historia, pero no me gustó como iba. Así que la comencé de nuevo.

Cualquier cosa pueden decirme, espero les guste. Los capítulos serán cortos. Xd

Muchas gracias por leerme.

30 Días Para Enamorarlo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora