"AutoBiografia Descompuesta"

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Bien, pues, después de decir un par de cosas sin sentido, déjame te digo, que buena parte de mi infancia, fue dada bajo la compañía de mi abuelo paterno, y eso provoco que le durante el tiempo que estuve cerca de él conviviendo, le tomara demasiado cariño, agregándolo como una persona muy especial en mi vida, aunque después tuviéramos que irnos de allí, porque mi hermano y yo debíamos estudiar, y nos separamos...

Es hermoso compartir momentos con los abuelos y que mejor platicar con ellos, escuchar sus viejas anécdotas, que quizás no todas eran verdad, pero te apasionaba escucharlas.

Bueno, aunque actualmente mi abuelo este en recuperación del habla por la enfermedad, pero, aun así, el viejo no pierde la autoestima y no para, siempre busca en que estar ocupado, a pesar de sus años, a él no le da por estar siempre descansando, como quizás debería ser.

Lo que en verdad me gustaba era, es aprender lo que abuelo sabe, y me gusta pasar ratos con él.

Empecé por iniciar a estudiar en el kínder, me fue regular, ahí se formó las principales primeras amistades, que la mayoría, actualmente todavía los veo.

La primaria, vaya era uno de los más pequeños (en edad) porque en tamaño...

Para que te digo, si era un mocoso sotaco, que, a pesar de eso, era un niño tímido, claro dentro de lo que cabe, había algunas cosas que me daba un poco de pánico, pero nada fue más terrible, que te dejen envuelto con la toalla, que para después pasara a lo que fue caerme de la cama y abrirme una linda y hermosa alcancía, que ya ni recuerdo si llore o no, porque para ese entonces tenía como, cinco o seis años más o menos, je, paso eso.

Añitos más tarde, bueno en realidad fueron como dos años más tarde, estaba jugando, que más bien parecía que estábamos peleando con mi hermano, yo le aventaba un mango y el hacía lo mismo, pero después que ya le había pegado a mi hermano y él...

No sé si fue por accidente o lo hizo intencionalmente, pero mi hermano, tomo una piedra y sin más, me dio un golpe en la cabeza y ahí va, otra abertura en la alcancía, pero esas no fueron las únicas alcancías, hubo otras más.

Una de esas tantas, fue una amiguita, que para joder era la niña que gustaba en la primaria, ella quería cortar algo de un árbol con un palo, y lo estaba tratando de cortar, cuando en eso yo iba pasando y ella no se dio cuenta de que yo pasaba y lanzo el palo, justo en mi quizá caer ese hermoso, lindo, precioso, pero ingrato palo que me abrió una nueva alcancía en mi colección, que para ese entonces ya llevaba tres, ja (ahora comprendo porque soy insoportable, como si los golpes me afectaron), bueno paso eso, después, un día mi madre me mando a comprar junto a mi hermano, y íbamos corriendo, que tal vez yo tenía como seis o siete años, tratábamos de competir, quien llegaba más luego a la tienda, pero antes de llegar a la tienda, había un pequeño puente, y unos muros que estaban caídos, entonces, mi hermano por querer pasar más primero que yo, me empujo y caí, sobre esos muros, provocando agregar a la lista una fractura, que fue la primera de mi vida.

Fue tan divertido ver como mi madre, regaño a mi hermano, que por esa parte me dio satisfacción, pero eso no solucionaba mi dolor que sentía, me llevaron para que me compusiera y por tres a cuatro meses tuve la fortuna de no ir a la escuela y no hacer nada en mi casa y mientras tanto disfrutaba de la época de la caída, si de la caída, pero de los dientes, como tenía seis años aproximadamente era evidente verme chimuelito.

Pasaron los tres primeros años de la primaria y pasaba ya a cuarto grado, pero nos íbamos a enfrentar a la dictadura de una maestra que según rumores de nuestra fuente de información, nos había informado, esa maestra, tan cruel, que te regalaba un dulce, cada vez que contestabas bien una pregunta, ña que va ser, mangos tenía, una recta y firme regla, mata niños, que era más bien para señalar al pizarrón y de vez en cuando marcar la espalda de uno de que otro amigo del salón, pero más grande fue mi sorpresa, cuando un día mi padre fue a la escuela y llego al salón, saludo a la maestra y me dijo: hijo, saluda a tú tía...

Entonces me dije:

¿qué?

¿ja, ya deja de trolearme? ¿no?

¿es broma?

Pues, aunque no lo creyera, no era broma, esa maestra, era mi tía, sin más que decir.

Era mi fin, pensé, pero no pase ese año con ocho, para ese entonces, ya era para mí un orgullo pasar, con esa calificación.

No fue fácil, adaptarse de tener una maestra dulce, en tercero, a tener una maestra dura y difícil de manejar, en cuarto grado.

Vaya, suerte la nuestra de tener que jubilar maestros, porque justo ese año era su, ultimo, como maestra y después se jubiló...

No fue fácil la primaria, pero tampoco difícil, así que eso, tan solo ha transcurrido en cuatro años de primaria, aún falta dos más...


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⏰ Última actualización: Mar 23, 2018 ⏰

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