Manuel y Miguel se reunieron de forma casual. Hace bastante tiempo que no se visitaban, a pesar de las conversaciones diarias que sostenían a medianoche por Whatsapp.
La última vez que ambos estuvieron juntos, fue en una reunión en donde todos los latinos estaban presentes. Lamentablemente, para aquella velada, se vieron en la obligación de apresurar el fin del encuentro, pues, la policía terminó desalojando el local en medio de un escándalo. ¿La razón? Miguel y Manuel terminaron golpeándose por una imagen que andaba rondando por Facebook.
Miguel decía que el vestido era color blanco con dorado; Manuel aseveraba que era azul con negro.
Y la estúpida lucha de egos que siempre mantenían, les empujó a golpearse por aquella imbécil razón.
—Hola cojudo. Como siempre, es un total desagrado encontrarme contigo. —Miguel arqueó ambas cejas por encima de sus ojos dorados. Una sonrisa pícara ensanchó sus labios.
—Verte de nuevo es como una patada en las pelotas. —Extendió su mano, se saludaron y le hizo pasar al interior de la casa—. ¿Cómo has estado?
—Magnífico... —Se despojó de su chaqueta de cuero, la dejó en el sofá y se echó en una silla del comedor—. La vida se vuelve hermosa cuando clasificas al mundial.
De forma sugerente enarcó ambas cejas hacia el chileno, a sabiendas de lo que provocaría en él; este último frunció el ceño casi de inmediato.
—¿Vai a seguir webeándome con lo mismo? —disparó sumamente ofendido.
—¡Ay, qué eres delicada!
—Después de mil años clasificai al mundial y te emocionas —lanzó de forma tajante—. De todas formas, con suerte vai a llegar a primera ronda —dijo entre dientes, volteándose, abriendo un mueble y sacando dos vasos y una botella.
Miguel se incorporó curioso ante la acción de Manuel.
—¿No deberías de apoyarme? —inquirió, dibujando una inocentona expresión en su rostro.
—¡Obvio!
En los ojos de Miguel un pequeño brillo esperanzador resplandeció, hasta que oyó decir al chileno:
—El día en que Bolivia sea una isla, te apoyaré.
Miguel frunció el ceño e hizo un puchero ante aquella broma del chileno. Manuel no pudo evitar reír como una hiena por causa de su chiste y la estúpida expresión en el rostro del peruano.
—Jajaja, ya, arriba ese ánimo —dijo Manuel, poniendo sobre la mesa la botella y ambos vasos—. Se supone que haríamos las pases; no debemos pelear.
—Oe', ¿qué es eso? —Curioso, Miguel tomó la botella y la giró, leyendo la etiqueta del producto.
Aguantó una risa en sus labios.
Era pisco chileno.
—Manjar de dioses. —Manuel ensanchó sus labios con una sonrisa e hizo un guiño al peruano.
—Manjar de pobres, querrás decir —disparó, conteniendo la risa en su garganta.
—El pisco chileno es muy fino para tu paladar. —Arrebató la botella de las manos de Miguel, dedicándole una expresión inquisitiva.
—Yo te voy a enseñar lo que es un verdadero manjar de dioses —dijo el peruano, incorporándose y caminando hacia su bolso en el sofá; del interior sacó una botella y con orgullo la exhibió ante el chileno.
Manuel bufó con exasperación.
—Tu weá de pisco es asqueroso.
—El tuyo es asqueroso.

ESTÁS LEYENDO
Incluso a través de los años. [Latin-Hetalia] [Pechi]
FanficMiguel y Manuel viven de la impresión que dejan al resto. Una eterna lucha de ego y de relaciones diplomáticas tensas, han mermado los recuerdos que mantienen de tiempos pasados, en donde ambos conocieron por primera vez el sentimiento más dulce y p...