Carta de una mujer atrapada

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                               29 de abril de 1992

"Querida Bárbara

He estado ocultando esto de mi padre y de mi hija pero ha llegado a un punto donde no encuentro salida alguna y no sé en donde refugiarme. Sabia que estaba cometiendo un error en cuanto dije "si, quiero" pero no tenia alternativa. Vivo con miedo, temo por mi vida. El maquillaje no alcanza para cubrir mis marcas, las prendas cortas han desaparecido de mi placard y mi rostro duele de tanto fingir sonrisas, pero sigo adelante por Ellie... Mi pequeña niña. Ella hacía  que mis días sean menos dolorosos pero ahora ya no puedo soportarlo. Cada mañana es una tortura llena de abusos y violencia, luego viene la tarde en donde él tiene que irse a trabajar y puedo respirar sin sentir el temor de fallar y pagar las consecuencias pero finalmente llega la noche y la gravedad de mis heridas depende de lo productivo que haya sido su día. ¿Has sentido alguna vez que tu propio hogar no es seguro? ¿Que aquel lugar donde uno debería sentirse a salvo y protegido es, en realidad, un infierno? ¿Te has sentido incapaz de salvar a tu hija de su propio padre? Es lo que vivo desde hace 6 años. Toda mi vida conviví con los ideales que mi padre tenía sobre mi, sobreviví a la desgracia que me pasó cuando tenía apenas 16 años pero siento que esta situación me desborda. Tener que fingir cada vez que su familia viene a visitarnos es sumamente agobiante, en realidad no se si ellos no saben lo que esta pasando o simplemente lo ignoran. Muchas veces me he preguntado si yo soy el problema, si habré cocinado algo que no era de su agrado o guardado su ropa en el lugar equivocado pero luego de mucho meditarlo caigo en la realidad de que de alguna u otra manera si soy la culpable de que esto me pase. Se que debo detenerlo, que debo irme, escapar junto a Ellie... Pero no puedo. No me atrevo. Siempre que lo pienso, las mismas preguntas vuelven a mí ¿Y si nos encuentra? ¿Que es capaz de hacer? ¿Hasta donde es capaz de llegar? Y lamentablemente, se la respuesta para todas ellas. Hace apenas unos dias caí en la desesperación y tome a mi niña entre mis brazos y corrí hasta la estación policial. Me quede paralizada frente a las puertas de aquel lugar. Volví cabizbaja y con las piernas temblando, rezando que él no haya llegado a la casa. Ese día mis plegarias fueron escuchadas y cuando llegué, la casa estaba completamente vacía. Recuerdo que cociné todos sus platos favoritos, planché toda su ropa aunque ya lo había hecho por la mañana y limpié la casa de punta a punta hasta que pude ver mi reflejo en los cerámicos del piso, y te preguntaras ¿por que?... Porque me sentí culpable. Sin embargo sabia que no tenia porque sentirme así y fue entonces que pude comprender lo mucho que él se había metido en mi cabeza, lo mucho que me dominaba aún sin estar presente. Es por esa razón que ahora estoy escribiendo esto, en mi momento de lucidez, así que presta atención... No se en que momento leas esta carta, no se si estaré con vida para ese entonces, ni siquiera se si la enviaré pero en caso de que estés leyendo mis palabras quiero pedirte desde el fondo de mi corazón que te lleves a Ellie, lejos de aquí, lejos de él. No te preocupes por mi, he lideado con desgracias toda mi vida, supongo que lo único que puedo hacer es tratar de seguir viva y para eso tengo que asegurarme de que mi niña se encuentre a salvo. Podría pedirle esto a mi padre pero no quiero que Ellie se eduque con los mismos pensamientos que mi padre me inculcó a mi, quiero que sepa que no por nacer mujer tiene que planear su vida entorno a un hombre, que es libre de elegir casarse o tener hijos y que nadie puede obligarla a ir en contra de eso. Ella es libre de elegir todo lo que quiera y su único limite es el que ella se ponga, siempre y cuando no dañe a alguien más. 

Asi que llevatela y enséñale que su genero no define sus obligaciones

Gracias."
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M~

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