Maravilla || Drarry

Extra: final

—Ron, despierta.

 Después de varias sacudidas, Ronald Weasley abrió sus ojos.

—Mmm... ¿qué hora es, Harry? 

—Ya casi las cinco y media, vamos, hay algo que quiero mostrarte.

 Harry iluminaba el rostro de su amigo con su varita. 

—¿No puedes esperar hasta mañana? Soñaba con...

—¿Recuerdas el diario que encontré hace unas semanas?

—Sí... espera —Ron se incorporó rápidamente —, dime por favor que no tiene nada que ver con el Innombrable. No de nuevo, no...

—No, no es algo tan importante, creo. Vamos, levántate antes que lo hagan los otros.

 Ron siguió a Harry hasta la puerta de la habitación.

—Quiero que leas esto —dijo Harry, extendiéndole un pergamino. Ron comenzó a leerlo en su mente, con el ceño fruncido.

—Firma con tu nombre, no entiendo, ¿ésto estaba en el diario? Debe ser una estúpida broma de Malfoy.

—No, realmente lo escribí yo.

—¿Qué?

—Sí. Lo escribí hace una semana y media y todavía no me responde, simplemente me lo volvió a mandar. ¿Qué se supone que debo hacer? 

—Oh... claro, por eso está desaparecido... espera, ¿te gusta Malfoy? ¿Esto que dices aquí... es cierto?

Harry se encogió de hombros, simplemente no consiguió decir la respuesta.

—Creo que volveré a la cama, esto debe ser una pesadilla.

Harry lo tomó del brazo y comenzó a hablar rápidamente.

—Ron, necesito tu ayuda. El diario pertenece a Malfoy... o tal vez no. Pero estoy seguro que es de él, sino simplemente me hubiera rechazado de una manera brutalmente humillante, ¿no crees? La cuestión es que Draco también siente lo mismo que yo. Sé que todo esto suena nuevo y extraño y sé que es una locura, pero Ron, no sé qué hacer. Draco no me responde y creo que tal vez me equivoqué.

—¿Hermione sabe?

—No, eres tú al primero que le estoy contando esto.

—Wow, demasiada información para esta hora. 

—Maldita sea Ron, no pude dormir en toda la noche, por favor necesito algún consejo.

—Bueno... no creo que pueda estar desaparecido por mucho más tiempo, no puede faltar a clases tanto tiempo. Y cuando lo veas le preguntas qué opina, qué le pasa, aunque bueno, a decir verdad, yo no lo haría... pero, sí... sí. Éso debes hacer. ¡Búscalo! Dile en la cara lo que sientes.

—Tal vez deba escribirle de vuelta, ¿no?

—Sí, también, pero creo que sólo te lo mandará de vuelta. ¿Por qué no le escribes algo fingiendo que eres otra persona? Dile que vaya a tal lado, caerá, estoy seguro.

 Harry se quedó de pie pensando, mientras Ron se volvía la cama con un mal presentimiento. Al acostarse, sólo se quedó mirando al techo pensando en lo que sentía Harry, su mejor amigo, sobre Malfoy.

—Por Merlín —murmuró.

 Dos horas más tarde todos los alumnos se dirigían al Gran Comedor, pero otra vez, Draco Malfoy no estaba. 

 Y esta vez, Harry tampoco, pero entrando a la sala común de Slytherin —gracias a que Crabbe soltó fácilmente la contraseña—, lo vio. 

—¿No vas a salir nunca de aquí? —habló. Draco Malfoy se dio la vuelta, sobresaltado.