Al contrario de lo que una podría esperar al ingresar a una empresa, el portatil que me dieron en Carter Corp, llevaba un uso de varios años. Encenderla y poner un par de programas en funcionamiento podía llevarme hasta media hora, y cierto era, que perdía más tiempo luchando con las bases de datos que trabajando realmente.
Era la hora de irnos, y aún no había finalizado mi trabajo. Matt se acercó sonriente, y con aires de cómico me preguntó que hacía allí.
— ¿Aún no has terminado, Princesa? — preguntó, sabiendo claramente la respuesta.
— Creo que está más que claro que no, Matt. — le respondí casi gruñendo — Todavía tengo que luchar para que esta porquería decida guardar el programa.
El portátil pareció escucharme llamarlo porquería, puesto que a los dos o tres segundos de terminar mi oración, el programa de datos se cerró por completo, sin guardar mi progreso y, como si aquello fuera poco, dejando la pantalla completamente azul.
— Ups, parece que alguien va a tener que llamar al técnico... — suspiró Matt, todavía guardando esa sonrisa pícara en su rostro.
— ¿A que viene esa cara? — respondí frunciendo el ceño — ¿No me dirás que hay solo UN informático en esta empresa?
Matt se apresuró a enviar un mensaje de texto, me guiño el ojo y se fue de la gran oficina. Maldita sea, otra vez tenía que dejar de funcionar este aparato del demonio.Continue luchando con el portátil, entre insultos y suspiros de resignación, hasta que sentí una mano posarse en mi hombro.
— Eh, ¿qué pasa? ¿Otra vez rompiendo el portátil para verme? — la voz áspera y sexy me sacó de mis pensamientos. Siempre tan obstinado y egocéntrico. Colin había llegado al rescate.
— Claro, porque para verte vale la pena perder el trabajo de todo un día. Vaya pesado que eres. — respondí, recordando con tristeza todo lo que había logrado hacer esta mañana, y culpándome por ser tan idiota de no guardar el archivo.
— Regla número uno, gatita. — Su mano se paseó frente a mi rostro, señalando la pantalla. — Siempre debes guardar luego de hacer algo importante. Tanto en juegos como en el trabajo.
— Ya basta de decirme así. — respondí enojada. — ¿Puedes arreglarlo, verdad? — Me di vuelta para verlo cara a cara, y puse cara tierna para pedirle aquel favor.
— No hay nada que no pueda solucionar, gatita. — sonrió al pronunciar nuevamente aquella palabra, sabiendo lo molesta que me parecía. Aquí en Carter Corp, salvo mi jefe, todos tenían la manía de poner motes ridículos. Princesa, Gatita.
Atrajo una silla de otro escritorio y se sentó a mi lado. Concentrado y con aires de superioridad, comenzó a solucionar mis problemas. Letras, números, fondos azules y negros con textos incomprensibles se paseaban por la pantalla de mi portátil, y yo seguía sin entender nada.— Si te aburres, puedes ir por un café... — dijo en un momento, sin apartar la mirada de la pantalla — Al fin y al cabo, para otra cosa no serás útil en esto.
— Idiota. — suspiré mientras me levantaba para hacer el recado.
— Pero te encanto... — lo oí decir en voz baja.
Era un idiota egocéntrico, pero tenía razón. Me encantaba. Y más cuando solucionaba problemas de los que yo no entendía ni un poquito.Había algo en su faceta de programador nerd agrandado que me atraía más de lo normal, si por mi fuera, lo tendría haciendo horas extras conmigo todos los días.
Me levanté a buscar el café, dandome cuenta de que absolutamente todos en la empresa se habían ido. Colin y yo estabamos solos, y eso era suficiente información para que mi cerebro comenzara a fantasear. Serví dos tazas de café de la maquina, lo llevé, tal y como siempre lo pedía, y se lo deje al costado del portátil.
— Gracias, pero apártalo de aquí... — me miró con seriedad — A veces eres bastante torpe, y lo único que le falta a esta maquina es un poco de café en los circuitos.
— Quizás se lo tire, más adelante... — solté, curiosa de ver su reacción. — Total, veo que tanto no te molesta hacer horas extra solucionando mis problemas.
— Lo sabía. — susurró — A ti te encanta que esté en tu escritorio. Seguro hasta fantaseas con ello, gatita.Quizás lo dijo en broma, pero era cierto. Más de una vez, verlo con la camisa desabotonada me había hecho pensar en tirarlo sobre el escritorio y mostrarle que no soy una gatita inocente como él piensa.
— El que calla otorga, preciosa. — Sus cejas enmarcaban su expresión de ganador. Ya se había dado cuenta de lo que yo sentía, y no iba a intentar negarlo esta vez.
— ¿Te crees el mejor, verdad? — pregunté, pinchando su ego.
— Por supuesto. — lanzó una pequeña risa — Puedo solucionar casi cualquier problema informático, me pagan bien y además, logro que la gatita más sexy de Carter Corp me traiga un café y admita que se muere por mí.
— Yo morirme por el engreído Colin Spencer... Claro que sí.
En el instante en el que termine mi oración, Colin se levantó de su silla, pero en lugar de irse ofendido, me tomo de la cintura y me puso de espaldas al escritorio. Su mano derecha se aferraba con fuerza a mi cintura, bajando poco a poco hacia mi cadera, mientras su mano izquierda subió y me acarició la mejilla con ternura.
Sus ojos azules estaban clavados en los míos, y su boca no expresaba emoción alguna. Era como si realmente le molestara que dijese que yo no me sentía atraída a el.
Presionó su cuerpo contra el mío, haciendo que me fuera poco a poco tirando sobre el escritorio de trabajo. Ambas manos me rodearon el rostro, y su boca se acercó a la mía lentamente.
Podía sentir su respiración acariciándome, y su intenso y sexual perfume inundando mis vías respiratorias. ¿Me iba a besar? ¿Colin, el hombre que las tiene todas a sus pies iba a besarme a mí, una torpe compañera de trabajo?
Nuestros labios casi se tocaban. Cerré los ojos e inhalé su perfume, exhalando todo en un suspiro. Pero no me besó.
Oí una risa traviesa. Abrí los ojos y frente a mí, Colin sonreía de manera triunfal.— "Yo... morirme por el engreído Colin Spencer..." — dijo imitando, de forma muy ridícula, mi tono de voz. — Se nota, gatita.
— Idiota. — Me separé del escritorio y levanté mi bolso. Que hiciera comentarios egocéntricos o indirectas era una cosa, pero que jugara conmigo era algo muy diferente.
Me apresure a irme, pero su mano me agarro fuerte el brazo, tirándome hacia el. Mi rostro se pegó a su pecho y volví a sentir aquel aroma que tanto me atraía.
Levanto mi cara con un dedo, obligándome a mirarlo a los ojos.
— Puedo ser engreído, pero nunca dejo algo sin terminar.
Y habiendo dicho eso, me dio el mejor beso de mi vida.
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IS IT LOVE - ONE SHOTS (Colin Spencer)
FanfictionOne Shots sobre Colin Spencer (IS IT LOVE) El personaje real pertenece a la autora de los juegos IS IT LOVE, Claire Zamora. Las historias son creadas a partir de la inspiración que me genera el juego. Espero que les guste, gracias!