O5. Un nuevo estilo de vida.*

12.5K 771 150
                                    

—Harry —se quejó un adormilado Louis—. Harry, amor.

—¿Hmm?

—Necesito una aspirina —carraspeó.

—¿Qué hora es? —murmuró Harry moviéndose.

—Son las tres de la mañana.

—Lou, por favor —chilló Harry tapándose con el edredón hasta la cabeza.

—Creo que la cosa está se me ha movido y no quiero manchar la cama, ¿por favor, Harry?

Harry soltó un gruñido y se levantó de la cama.

—Gracias —dijo Louis con voz ronca.

Louis apenas podía moverse, pues la incomodidad de andar con un módem puesto, no se lo permitía. 

Harry se apareció segundos después con un par de pastillas de aspirina, y se las entregó a Louis, junto con un poco de jugo de naranja, para pasar las pastillas.

—Eres un sol, gracias —murmuró Louis besando la mejilla de Harry y sentándose en la cama.

—¿Te sientes bien? —preguntó sentándose al lado de Louis.

—Para nada. Mi vientre me está matando.

—Mira el lado bueno, sólo serán cinco días de cada treinta.

—Es doloroso, Harry —dijo con voz quebrada—. Soy un fenómeno.

—No para mi —besó los labios de Lou—, un detalle como éste no puede cambiar las cosas, yo te amaré como seas. Recuerda que me enamoré de ti, Lou.

—Pero para el resto de la sociedad sí —no pudo evitar que las lágrimas salieran por sus ojos—, soy un fenómeno.

—Ellos se pueden ir al carajo, Lou. Tienes el amor de mucha gente, que sin importar como seas, se mantendrá así. No llores, amor. Eres una persona increíble, y con ó sin útero, nada de eso va a cambiar. Te amo, Louis Tomlinson.

Louis no pudo evitar pegarse contra el pecho de Harry, murmurar un casi inaudible 'Gracias'

—Ahora a dormir. Mañana será un nuevo día.

Louis asintió pegando su frente contra el pecho de Harry, quién lo rodeó con sus brazos. Ambos conciliaron el sueño en un instante.

{Harry}

Es otro día completamente soleado en Los Ángeles, naturalmente, pues estamos en un sitio donde hace mucho calor. Louis está en calzoncillos, a mi lado. Por un momento olvido la situación de 'sus días', y me alarmo al ver la sangre en los edredones. Mi mente vulve a hacer clic, y lo olvido por completo. La cara de Louis está contra la almohada, sus rodillas flexionadas, y su trasero elevado.

Sí, él es de esas personas que se mueve mucho mientras duermen. Me levanto y él vuleve a acomodarse. 

Preparo el desayuno, y Louis se levanta unos diez minutos después. Tiene una cara de cansancio, tan notable, que creo que ni él mismo puede con ella. Pobre de mi novio. Reuelve su cabello, y bosteza.

—Buenos días, Lou —digo desde donde estoy— ¿Te ha hecho efecto la aspirina de anoche?

Louis asiente cierta pesadez. Aún tiene sueño.

—¿Por qué no vuelves a la cama? —sugiero—, se nota que estás más que muerto de cansancio.

Ésta vez niega.

—Me duele la cabeza, y mi espalda me está matando. Pero no tengo sueño.

Suspiro.

—¿Quieres un ibuprofeno?

Asiente.

Me acerco para darle un beso en la frente. Lo noto cambiado.

Conozco a Louis desde hace dos años, y he visto muchas fotos de él en secundaria: Él nunca ha tenido ni granos, ni acné, a diferencia de mí, que poseía una cara idéntica a una pizza. 

Tiene un pequeño grano en la punta de la nariz.

—¿Eso es un grano? —pregunto viendo el pequeño punto de su nariz.

Louis vizca los ojos, tratando de ver su propia nariz, a lo que yo me río, y él me fulmina con la mirada. Logra verse en nuestro microondas, cuyo exterior parece un espejo.

—Genial, a mi nariz le ha salido otra nariz.

Busco una pastilla de ibuprofeno, y se la tiendo con un poco de agua.

—Gracias —murmura metiendose la pastilla en la boca.

Realmente empieza a preocuparme el hecho de tener a Louis con la regla. Creánme, he vivido con mujeres antes, y no es lindo cuando están en sus días. Una vez Gemma terminó llorando porque le dije que se veía hinchada —y es que realmente lo estaba—, y mamá me castigó por decirle que debería ver un dermatólogo. Me pregunto si con Louis, siendo hombre, sus reacciones serán distintas. No quiero averiguarlo. Pero si seguimos a éste paso, creo que lo haré pronto. 

Por primera vez, en un año, Louis no quiere salir de la casa. Y no lo culpo, pues yo tampoco. Empieza a dar vueltas por la cocina, mientras yo lo veo completamente extrañado. Tiene cara de pocos amigos, y él nunca tiene cara de pocos amigos. Paso mi mano por su espalda, tratando de aliviar el posible dolor que hay en ella, miro sus ojos, en los cuales se esconde el dolor, y estoy seguro de que también, algo de vergüenza. No lo culpo. Yo no amaría andar por ahí con unos dolores increíbles, y despilfarrando sangre. Beso su frente, y continuo bajando mi mano por su espalda. Él esconde su cabeza en mis hombros, y me rodea la cintura con sus brazos. 


—Te amo —murmuro con mis labios en su cabello.

—Yo más —susurra con los labios pegados a mi cuello.

Estos últimos días han sido terribles para el pobrecito de Louis. Pueden imaginarse, que manchó su ropa interior nuevamente... ¡En un colectivo! Madre mía. Gracias a Dios que al menos uno de nosotros llevaba una Americana encima para poder cedérsela al otro. También se ha puesto a llorar porque una señora se ha llevado el último de sus dulces favoritos. Realmente es muy entretenido ver a Louis en sus días. A excepción de un par de peleas que hemos tenido por mis incómodos comentarios, le he dicho 'marea roja', y a él le ha molestado. Me pareció que sería un bonito apodo 'mi pequeña marea roja'. Vale, quizá sea algo cruel, pero el punto es que a Louis parece quedarle bien, y en el fondo se que no le molesta del todo. Ya han pasado cinco días, y todo ha vuelto a la normalidad. Louis sigue siendo el mismo de siempre. Y me alegra que así sea. Pues, ya no estoy en condiciones de levantarme a las 3 am a buscar ninguna clase de medicamento, tengo veintiocho días para prepararme mentalmente para su próxima regla, sin contar un posible SPM*.

Bueno, supongo que tendré que acostumbrarme a nuestro nuevo estilo de vida.

*SPM= Síndorme Pre Menstrual.

(Louis)e {Larry Stylinson} (MPREG) E D I T A N D ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora