Mientas las horas pasaban, una joven castaña se encontraba mirando por las ventanas de aquella deprimente aula, no es que odiase matemáticas, simplemente creía que nunca usaría aquellas confusas ecuaciones, o al menos no se veía usándolas en su futuro, por lo que se dedicaba a buscar inspiración en aquel amplio patio que abrazaba el edificio de aulas, dando más vida a, lo que ella llamaba, un "centro de concentración de creatividad". Ella nunca fue una persona inteligente, no tenia talentos y su apariencia no era la más linda. Sus ojos, un castaño oscuro casi negros, su cabello castaño con similitud al azabache, su rostro regordete y lleno de espinillas, su baja estatura y su cuerpo poco desarrollado habían generado en ella una baja autoestima y un sentimiento de odio hacia su persona, mezclado con sus bajas calificaciones la hacían un total "desperdicio de oxigeno" como ella se llamaba. ¿Su hogar? Una selva... Cada día era digno de pelea, ya sea por dinero, problemas de horarios, poca paciencia o simplemente el drogadicto que estaba obligada a llamar "primo" había llegado gritándole a su pareja. Su padre, un hombre divorciado de 50 años parecía olvidar el hecho de tener una hija ya que únicamente parecía vivir para complacer aquellas mujeres que conocía mediante las redes sociales, haciendo a un lado a la persona que mas necesitaba de él. Al no haber crecido con su madre, fue criada por su abuela, la cual no desperdiciaba ocasión para recordarle lo inútil que era, haciéndola menos o comparándola con su única amiga: "Ella si se arregla", "sus notas son perfectas", "¿Por qué no eres como ella?", "Que desgracia que hayas sido mujer" eran solo algunas de las palabras que solía decirle, sobra decir que esa no es manera de tratar a ningún ser humano, y más cuando se trata de una niña de no más de 8 años de edad, tan joven y ya sentía aquella horrible sensación de ahogamiento denominada "depresión".
De pequeña, Ridko tenía la cabeza en las nubes, cada día tenía una nueva perspectiva de su futuro. Quiso ser ninja, astronauta, actriz, cantante, pero siempre era lo mismo
-¿Tú crees que puedes ser eso? Si ni siquiera sabes las tablas de multiplicar- Si, sus sueños siempre eran rotos por las mismas personas que debían cuidarlos, no importaba la meta, sus padres siempre se encargaban de hundirla mas y mas en aquella depresión, llegando al punto que cada día se sentía mas y mas muerta, como si toda ilusión en su vida hubiera desaparecido sin dejar rastro.
Con los años aprendió a callar todo lo que sentía, cerrando sus labios pero abriendo heridas, cortes y quemaduras que marcaban su piel como si una hoja en blanco se tratase, dejando cicatrices tan profundas como las que había en su alma, obteniendo una falsa sensación de alivio la cual le recordaba que era un ser vivo, un humano como todos.
Su colegio no era muy diferente, burlas por parte de aquellos que ella misma había llamado "amigos", aquellos en los que había depositado si confianza y cariño, aquellos que ella había visto como una verdadera familia simplemente la habían herido de tal manera que aquellas sonrisas fuesen solo una máscara para ocultar las saladas gotas que amenazaban con salir de sus ojos, el problema con las mascaras, es que cuando las llevas tanto tiempo olvidas quien eres.
-Señorita Avariya, por favor preste atención-
-Si, lo lamento- Murmuró la joven al ver como aquella insignificante llamada de atención por parte del profesor Zalim habia ocacionado una numerosa cantidad de burlas por parte de sus compañeros, ocacionando que la joven Ridko Avariya solo agachara la mirada y observara con cierto odio aquellas marcas en su brazo, especificamente las echas en el lado derecho.
Las horas pasaron y aquellas tortuosas clases por fin habian acabado, en calma todos volvian a sus hogares, todos ecepto ella ya que tenia pensado terminar con aquel horrible dolor que vivia soportando desde niña.
Mientras lentamente avanzaba al que, pronto seria su lecho de muerte, una niña de 7 años sujetó su mano herida, acariciando con cierta cuirosidad aquellas marcas
-¿Eres un ángel?- La voz de la niña sacó de sus pensamientos a la castaña
- ¿Un ángel? No lo creo...-
-Mi mami dice que quienes tienen estas marcas son ángeles guerreros que intentan volver al cielo-
-Tu mami es muy lista... ¿Ella te dijo todo eso y lo entendiste?-
El niño asintió alegre mientras soltaba la mano de la más alta
-Mamá también las tenía.... Pero ella logro volver al cielo...-
La voz del niño fue interrumpida por una mujer mayor la cual, empezó a llevarse al niño con una sonrisa a una heladería.
Tras aquella leve conversación, al fin la castaña logro llegar a su destino, aquel enorme edificio de más de 12 pisos seria su tumba, la tumba para aquellos que fueron rechazados por el mundo entero. Con sigilo, logro entrar a aquella abandonada construcción asegurándose de no ser vista por nadie para acto seguido empezar a subir por las destruidas escaleras rumbo al piso más alto.
Una vez llegado al último piso, se acercó lentamente al borde apoyando ambos pies en este, mientras sacaba su libreta de su mochila para acto seguido cerrar los ojos y de ahí... Oscuridad
Sus padres, ante la noticia de haberse deshecho de aquella carga extra, festejaron tal evento con una gran cena
Sus maestros, aliviados por tal "perdida" suspiraron con alivio pues total "era un caso perdido"
Y sus amigos, esbozaron una gran sonrisa pues no tendrían que fingir con hipocresía ante la castaña
Pero ¿Qué le pasó a la joven? Simple, se encuentra sentada en aquel borde, escribiendo esto con lagrimas en los ojos, para acto seguido dejar la libreta al lado de sus cosas, ponerse de pie y cerrar sus cristalinos ojos
-Los ángeles queremos volver al cielo-
Murmuró para acto seguido saltar
Tu brazo no es papel, no lo rayes
Tu cara no es una máscara, no la ocultes.
Su vida no es un libro, no la juzgues
Tu vida no es una película, no la termines
No sabes por todo lo que pasa una persona, aquellas "bromitas" de amigos solo hieren mas a una persona que, si le preguntas si le importa, claro que ella te va a decir que está feliz, y va a deslumbrar una gran sonrisa. Pero mira profundamente dentro de esos ojos. Cariño, la destruiste
Si tienes amigos o familiares en estas condiciones, bríndales apoyo, demuéstrales que la vida puede tirarlos, pero no están solos y siempre tendrán quien los ayude a ponerse de píe otra vez
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Fallen Angels
Short StoryLa vida de Ridko Avariya no es facil, desde pequeña habia tenido que soportar diversas burlas y humillaciones, ningun ser humano deberia ser tratato asi, el haber soportado tantos años fue el motivo por el que tomó aquella terrible decision One shot...