NO PUEDO VIVIR SIN EL

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Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima. Basado en la canción Evils Fall de Man With a Mission.

Las oscuras paredes del castillo parecían engullirla igual que una bestia hambrienta. Corría a toda prisa, jadeante y desesperada por huir. Tenía que escapar ahora. Sin mirar atrás. En su agonía no podía ver las huellas de sangre que sus pies imprimían en el gélido suelo, sólo rogando por un mínimo destello de luz que la sacara de su tormento. El pánico comenzaba a golpearle profundo, la sangre agolpándose con fuerza en sus venas. El sonido del metal se abría paso en sus oídos, incrementando su miedo, las cadenas ondeaban con su constante braceo, sin importarle revelar su ubicación. Todavía podía escuchar los gritos despavoridos de los que, como ella, habían corrido con una suerte miserable. Aquellos gritos ahora se reproducían en su cerebro, a punto de arrastrarla a un vórtice de locura.

La oscuridad del pasillo pronto se bifurcó en dos caminos, mínimamente iluminados con escasas antorchas que brillaban lúgubremente. Cesó su desenfrenada carrera cuando no supo hacia dónde ir, y por un segundo, se vio sumergida en un silencio perturbador. Temía que en cualquier momento su captor apareciera y con él, sus esperanzas de sobrevivir se esfumarían.

—Oh, Dios…—Lucy tragó en la penumbra. Nunca había tenido aquella sensación rodeándola. Una de muerte inminente.

Temblorosa, levantó la mirada. Sobre ella, un diminuto respiradero con barras gruesas y oxidadas eran lo único con lo que había tenido contacto con el exterior en días. El cielo era sombras negras, a punto de convertirse en un infierno decadente. El sudor bajó a través de su columna. Si esto se debía a la fuerza del mal, no quería seguir viéndolo. No iba a soportarlo. Algo llamó su atención. A lo lejos, apenas distinguía el repiqueteo de la campana de la catedral Kardia. Estaba tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de su hogar.

Se obligó a volver en sí. Tenía que correr. Ocultarse de la oscuridad como pudiera. Se negaba a morir en ese lugar. Su destino era tan incierto, pero no iba a rendirse sin luchar hasta que se quedara sin fuerzas. Lucy emprendió a correr nuevamente, cerró los ojos y se adentró sin mirar en cualquier pasillo. Las pisadas húmedas resonaban a lo largo del pasillo, amortiguando el silencio que la rodeaba con un estruendo insoportable.

No tengo a dónde irSe repetía una y otra vez en su cabeza. Sigo mi destino sin tener a dónde ir.

Las tinieblas pronto se agolparon en un solo lugar. Lucy resbaló, sus manos sobre su boca en un intento por no gritar. Él estaba de pie, en medio del pasillo, impidiéndole la huida. Sus facciones parecían tranquilas, relajadas, pero al mismo tiempo distantes, frías. El símbolo de Tártaros refulgía en su brazo derecho, donde una vez lo había visto portar con orgullo el de Fairy Tail. En ese instante ella quiso llorar.

—Natsu—susurró.

—Te encontré—dijo él. Lucy se estremeció. No quedaba nada de la voz cálida del hombre que una vez fue.

Las rodillas le fallaron en aquel instante. Golpeó el suelo, desmadejada, temblorosa, todas sus fuerzas se habían drenado. Le dolía demasiado verlo así, sabiendo que no podía hacer nada. Natsu no dijo nada cuando la alzó en sus brazos. Con el libro de END abierto, y la semilla de demonio en él, Natsu estuvo demasiado débil como para defenderse él mismo. Lucy tiritó con un repentino frío. Aun deseaba con todo su corazón que hubiese otra opción. El etherias despertó y se unió a los que eran como él, borrando automáticamente todo rastro de humanidad de él. Todo recuerdo, esfumado.

(ONE SHOT) LOS MALEN CAENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora