II. Un toque

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"Cuando un sentimiento cambia el corazón lo siente y la cabeza lo confunde"




Caminábamos tranquilamente en dirección a su casa (después de bajar del autobús la acompañaba cerca de su casa, ya que me quedaba cerca de la mía) el viento mecía su cabello y su olor a cerezas inundo mis fosas nasales, su piel blanca lechosa hacía resaltar su sonrojo y sus pequeños labios color rosa se estiraban en una sonrisa sincera. Ella reía mientras mecía nuestras manos (entrelazadas) de arriba hacía abajo haciéndola ver como una niña pequeña. Mi piel ardía ante su tacto, y al sentir como reafirmó el agarre entre nuestros dedos un violento sonrojo se apoderó de mis mejillas.

Al llegar al lugar donde siempre la dejaba sacudió su mano en señal de despedida mientras cruzaba la calle para ir a su casa. Giré sobre mis talones y camine nuevamente el tramo que ya habíamos recorrido sintiendo como el aire enfriaba la mano que momentos antes Hanna estaba sosteniendo.
Al llegar a mi casa me tiré en mi cama mientras nuevamente Hanna se apoderaba de mis pensamientos arrancando un suspiro de mis labios.

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