ℰѕcαpemoѕ

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Raúl beso con desesperación su blanquecino cuello, respiraba su aroma que desde hacía mucho tiempo se había gravado y que desde hace muchos meses necesitaba.

—Hueles tan bien Ismael— Cada palabra la pronunció entrecortadamente pues seguía besando y lamiendo su cuello como si no pudiese parar.

Tenían mucho tiempo en esa situación, con solo encerrarse en la habitación todo comenzó, Raúl sin si quiera decir algo se abalanzo al menor y comenzó a besarlo, caminaron sin dejar de besarse hasta que algo les detuvo, una mesa donde recostó a Ismael boca abajo.

Restregaba su erección simulando embestidas fuertes que provocaban que de la boca del ojiverde salieran gemidos y jadeos. Quería ser lento, delicado con él, pero nunca lo haría eran imposible, porque de solo pensar en hacérselo con lentitud, con amor, con sentimiento, le atemorizaba.

Ambas manos se encontraban en su cintura donde se sujetaba para seguir embistiéndole por encima de su ropa la cual se interponía en su tacto, así que, sin calma alguna subió la camiseta de Ismael quien coopero para desprenderse de ella y así quedar con el torso descubierto.

Con más disponibilidad a su piel toco su pecho y llegó a sus pezones que acarició entre sus dedos. Al haber dejado de restregarse, en el pelinegro creció la necesidad de sentirle, movió con desesperación sus caderas haciendo lo que Raúl dejo de hacer por bajar aún más sus manos para llegar a la bragueta de Ismael bajo esta y después sus pantalones dejándolo aún más expuesto.

—¡Raúl p-por favor!— Su grito suplicante había sido causado por el tacto inesperado del nombrado en su miembro, la sensación tan satisfactoria y a la vez tortuosa, tortuosa porque quería más que ese toque que a su parecer era simple.

—¿Qué es lo que quieres que te haga Ismael?— La voz agitada del mayor junto con su mano que le masturbaba sobre la tela mojada de su ropa interior le hizo retorcerse de placer sin dejar de buscar la manera de sentir al contrario mucho más.

—Ahh... Qui-quiero sentirte ahora— Escuchar suplicante a Ismael era lo más excitante para Raúl, que sin esperar un momento más se bajó los pantalones y bajo la única prenda que cubría al menor. Estaba por empezar un juego que sería desesperante para Isma.

Tomo con firmeza sus muñecas juntándolas por encima de la mesa. —No las muevas de aquí, entendiste— Prosiguió a acariciar su cuerpo y continuando con el rose de su miembro en la zona necesitada del pelinegro. Ismael bajo su mano a su entrepierna para satisfacerse a sí mismo, con rapidez subía tocando la punta y bajaba hasta la base con fuerza.

Pero había desobedecido las órdenes de Raúl al haber quitado las manos de donde le había ordenado que nos las moviera, este se percató de lo sucedido, llevo la mano del menor de vuelta a su lugar pero no dejaría esto así como así. Comenzó a masturbarle, rápido complaciéndolo como él quería, su mano se encontraba cubierta por el pre semen que salía de la erección de Ismael. —Raúl haa... Raúl...— Sus piernas temblaban y la fricción del miembro embistiéndolo le hacían casi desvanecerse en aquella mesa, estaba a punto de correrse pero Raúl se lo impidió, con su dedo pulgar oprimió la punta del pene del pelinegro.

—Isma deberías de saber que no me puedes desobedecer— Susurro, lo que provoco que se estremeciera aún más con el aliento del contrario en su cuello. La sensación era dolorosa pero a la vez placentera, provoco que gimiera en ese instante para poder llevar dos de sus dedos a su húmeda y caliente boca.

Puede que el castaño no sintiera ni una pizca de culpabilidad pero a diferencia de él, podía decirse que Ismael era el peor hermano del mundo, sentía ser el responsable de destruir la felicidad y vida de su hermana. Sus ojos se fijaron en una sola persona y al hacer esto destruyó una relación y destruyó un matrimonio.

Eѕcαpemoѕ [Wisplay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora