✧Ganador KpopAwards2020[Sexta Edición] • Lado oscuro✧
『A Yuta le extrañó ver a Winwin llorar ese día. Jamás lo entendió.
El tiempo se hace infinito y feliz en su cabeza. Nada malo pasó, sólo vive los buenos recuerdos para vivir tranquilo.
Su abuela...
┉┅━━━━━━.•°☆°•.━━━━━━┅┉ Happy Yuta's day: Love at first sight
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Llegué a esa habitación blanca, era pequeña pero acojedora, todo me traía recuerdos.
Había dos camas, una era naranja con el nombre de Ten escrito en un papel pegado a la cabecera y otra azul como el profundo océano, aquel que veía en esas calurosas tardes de verano en casa de mis abuelos, donde de la cocina salía un rico olor a pastelillos de vainilla, mi abuela cocinaba excelente. Podía recordarla siempre por ese olor tan habitual en ella, que a la vez de crearlo, siempre lo llevaba en su pecho y cuello. Lo sentía cada vez que me abrazaba.
Me tranquilizaba de mis ataques de pánico que me daban de la nada. Se agachaba hasta estar a mi altura, que a pesar de su edad, hacía un esfuerzo sin igual. Me abrazaba, acariciaba mi espalda, suave como un arrullo de bebé, me daba besos mariposa, luego uno esquimal y besaba por último la punta de mi roja nariz, de tanto moco que salía cuando lloraba. Todo acompañado de "Está bien, Yuta. Todo estará bien".
Había un estante de libros, igual al que tenía mi abuelo en su sala de estar. Aquel estaba repleto de diversos libros de pesca, cocina y mecánica. Siempre le veía fumar de su pipa, mientras leía el periódico, se informaba de todo lo que pasaba en el país, cómo iba la economía y la política. ¡Ni hablar de políticos!, los repudiaba, por su hipocrecía al actuar. Aquellos decían cosas con caras felices, sonrisas más falsas que la de mis padres cuando iban a verme. Lo arruinaron todo.
Y algo llamó mi atención, sobre ahora "mi" escritorio había una nota y un trozo de chocolate. "Qué cortesía más grande". Parecía un hotel.
"Buenas tardes, Nakamoto Yuta. Sea bienvenido, ¡esperamos que tenga una buena estadía!"
Suspiré, tirándo la nota a quién sabe donde y comí el pequeño chocolate, sintiendo un sabor amargo acompañado de un líquido similar al alcohol. Lo odié. A decir verdad, iba a ir corriendo al baño a botarlo, por tal sabor tan horrible, que me traía horribles recuerdos.
Sentí esa incómoda sensación de mucha saliva en la boca, acompañado de un sonido proveniente de mi estómago y por último estaba sudando frío. Iba a vomitar. No alcancé ni a cerrar la puerta con ayuda de mis pies y todo salió repentinamente yendo directamente al inodoro. Mi garganta escocía y mis ojos lagrimeaban salado.
— ¿Estas bien? —Escuché a mis espaldas. Era una voz grave y fuerte. Sonaba alarmada.
Me limpié la boca con la manga de mi polerón, después de haber bebido agua del grifo y me giré. Años sin verlo. Era igual a como recordaba. Cara aniñada, mirada amable y cálida, nariz esculpida a la perfección y gruesos labios. Lo único que lo hacia ver adulto era esa mandíbula ya filosa y recta, pomulos bien formados y gran altura. Todo un hombre hecho y derecho.
