Está novela es gay/yaoi. Si no te agrada no la leas, tiene contenido explícito...
Samuel Hunter, un chico de 16 años, pobre y solitario con un padre al que nunca quiso pues siempre lo maltrataba. Ya que no tiene los recursos para poder seguir manten...
Soy Samuel tengo 16 años, bueno, en unos días 17, Samuel tiene el cabello es de color azul, es de baja estatura, su piel es blanca casi llegando a albina, su vestimenta era siempre pobre, pero en sus partes se le veía tierna, sus ojos eran de color gris llegando a azul, tiene tres perforaciones en el labio inferior.
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(Digamos que así exactamente, pero con ropa vieja, ancha, y desgastada.)
Narra Samuel.
Después de que mi "Querido Padre" me golpeara, me fui directo hacia la calle para buscar un trabajo...
Después de buscar y buscar, caminar y caminar, lo encontré, no es decente, es un bar al que trabajaré desde las 5:00 de la tarde hasta las 12:00 de la madrugada.
Era perfecto, en la mañana estudio-que por cierto me falta un año para terminar la secundaria- y en la noche trabajo. Con eso no vería a mi padre.
Estaba emocionado hoy mismo empiezo a trabajar.
Estoy a punto de llegar a mi casa pero me detengo al escuchar el rechinar de unas cuantas llantas, levantó la mirada y me encuentro con 6 camionetas negras en frente del lugar donde iba a trabajar.
No me importó mucho pues no es algo que me interesará. Si están en problemas ellos, son ellos no yo.
...
Ya había llegado a mi casa, me estaba arreglando para ir a mi nuevo trabajo.
Bajo las escaleras encontrándome con un montón de botellas de alcohol, voy a la cocina y agarro una manzana y le doy la primera mordida. Miro el reloj de la cocina y son las 4:45.
Salgo apurado hacia el trabajo mientras me comía la manzana, estaba perdido en mis pensamientos cuando de la nada me encuentro en la puerta del callejón, la puerta donde entran simplemente los trabajadores.
Entro y lo primero que veo son personas vestidas de camareros, barman, y unos tipos vestidos elegantemente.
Asombrado entro y un chica de no más de 30 años me empuja hacia una pequeña habitación y me empieza a desvestir.
-O-oye- dije sonrojado. -Me puedo vestir solo.
-Bien, házlo rápido. Si nos demoramos un poco el jefe se enojara.
Avergonzado me empiezo a desvestir y me pongo el traje de camarero.
-L-Listo.
Dije y ella volvió y me empujó, después de pasar por dos pasillos escucho música, y veo a demasiada gente bailando, gente sentada, gente haciendo quién sabe que cosas.
-Eres camarero. -Me mira y sigue hablando.- Atiende a todos.
Me voy hacia una mesa en la cual hay 6 hombres.
-¿De-desean algo?- Pregunto y ellos me miran raro.
--Me gustaría a alguien como tú... -dice uno de los hombres, uno de ellos. El jefe creo, le golpeó en la cabeza.
-Traernos 6 de los mejores tequilas -Dice sonriéndome.
No digo más y voy hacia el barman.
-6 tequilas, de los buenos. Por favor. - El me miró.
-Me llamo Daniel- Dice mientras me pasa los 6 tequilas - Y ten cuidado. Aquí hay mucho pervertido.
Le recibo los tequilas y vuelvo con los seis hombres.
-Aqui está su orden.- Los dejo en la mesa, antes de irme siento una leve caricia en mi brazo. No pongo atención y sigo caminando.
Y así pasaron las demás horas, estaba agotado, cansado.
Salí por la puerta del callejón, iba caminando cuando veo a un hombre a lo lejos. Está golpeado. Me acerco y lo intento ayudar.
-¿Tienes una casa o algo por el estilo?- Pregunto. Si lo llevó a mi casa sería una papa frita.
-Es por... Y por... -pido un taxi y nos vamos directo a la casa de el. Supongo.
-Gracias señor- digo al hombre del taxi.
Hago fuerza y empiezo a cargar al hombre herido, ya estábamos en la puerta, le pregunto por las llaves y me muestra un bolsillo, meto la mano en el bolsillo de la chaqueta, saco las llaves y abrí la puerta.
Es muy hermoso por dentro. A lo lejos divisó un sofá, voy hacia el - no sin antes cerrar la puerta- y lo acuesto.
Hasta ahora me percato que es el mismo tipo del bar, el supuesto jefe, el que me sonrió.
Empiezo a caminar hacia las escaleras para encontrar un baño, y solo hay puertas, empiezo a abrir una por una, hasta que encontré el baño, saque el botiquín y volví a la sala.
Le empeze a ayudar, limpiando sus heridas primero.
-¿Porque me ayudas?- Dice el hombre con voz áspera y ronca.
-Porque... - hice una pequeña pausa.- Porque yo también eh estado en la calle golpeado.
El me mira con un brillo en sus ojos.
-¿Como te llamas?- Pregunta el hombre.
-Yo... Samuel, Samuel Hunter.- Dije sonriéndole - y, ¿Tú cómo te llamas?.
